La Curiosidad Mató a Summer

Capítulo 10

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Abro los ojos lentamente, acostumbrándome a la luz de la sala. La televisión está apagada y me encuentro echada en el sofá.

Miro la hora en mi celular.

11:53 p.m.

Viernes 15/09/17

Genial, me quedé dormida. No, me retracto. Ethan me hizo dormir. Él sabe perfectamente que es muy fácil el quedarme dormida en las películas, en especial con los mimos. ¿Quién no se duerme cuando alguien le acaricia la cabeza? Mis padres hacían eso cuando era bebé para dormir fácilmente y hasta ahora sigue funcionando. Tengo tanta suerte el no haberme despertado hasta mañana, si no, no sé qué hubiera pasado si no hubiera ido al lugar que el tal Mark indica.

—¿Ethan? —llamo pero no contesta, nadie en realidad. Subo al segundo piso—. ¿Mamá? ¿Papá? ¿Fallon?

Nadie contesta, estoy sola.

¿A dónde se fue mi hermano? Llamarlo no es una opción, él no tiene su celular ya que lo perdí. Por favor que no sea a donde yo pienso.

Solo hay una forma de averiguarlo.

Entro a mi habitación para cambiarme la toalla y hacer mis necesidades, luego procedo a lavarme las manos. Salgo del baño y tomo una chaqueta de mi armario.

Saco mi celular y decido llamarlos.

Uno, dos, tres tonos... contestadora.

Deben seguir en el trabajo, debe ser algo muy importante como para que estén a estas horas y aparte no me contesten las llamadas; en cualquier momento deben regresar. La que sí me preocupa es mi hermana, sé que las fiestas adolescentes duran hasta el amanecer, y que a esta hora es aún muy temprano para irse, pero cualquier cosa puede pasar.

Llamo a Fallon y al segundo tono me contesta.

—¡¿Summer?! —grita por encima de la música de fondo.

—¡Fallon! Tengo que ir a un lugar, necesito saber si todo anda bien por ahí.

—¡¿Qué?! ¡No te escucho nada! ¡Espera un momento!

Y la música empieza a disminuir a través del celular.

»Listo, estoy afuera. ¿Qué decías?

—Voy a ir a un lugar, me preguntaba si estabas bien, por si sucede algo y tenga que ir a recogerte.

—No, tranquilízate, estoy con unos amigos.

«Amigos», no me sorprende que los haya hecho en este tiempo, ella es muy social, pero desde que llegamos a California no la he visto con nadie más que no sea Grace.

—Papá y mamá sí te dieron permiso para ir a esa fiesta, ¿verdad?

—Sí, lo hice cuando estabas en el taller.

»¿Papá y mamá te dejan ir a donde quiera que vayas?

—Pues...

—No te dejaron, ¿verdad?

—En realidad, cuando llegué ellos no estaban aquí y los llamo pero no me contestan. Si me reprochan ya tengo una excusa.

—Bien.

—Tengo que irme. ¿Cuídate, sí?

—Actúas como si fueras la mayor, y mira que no me estoy preocupando por ti en este momento.