Capítulo 12

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La superficie donde me encuentro es muy suave, cómoda; no quiero moverme de aquí, es como si fuera mi cama. Abro los ojos. Sí, estoy en mi cama, en mi habitación. ¿Cómo llegué aquí? Recuerdo que estaba en el auto de Max yendo a no sé dónde (no se me ocurrió preguntar, que tonta soy), y ahora estoy aquí, incluso con pijama.

Miro a mi derecha, en dirección donde está la ventana. El cielo se está volviendo claro, no deben ser más de las siete de la mañana.

Veo mi celular en mi mesita de noche. Lo tomo y veo la hora.

6:28 a.m.

Sábado 16/09/17

He dormido poco, debo tener unas horribles ojeras. Levantarse un sábado muy temprano es lo peor, ahora no tengo ganas de dormir y menos con la interrogante de cómo llegué aquí.

Con algo de pereza me levanto de las suaves sábanas de mi cama y voy al baño de mi habitación. Al ver mi reflejo en el espejo noto que parezco una loca salida del manicomio. Cabello alborotado, ojeras presentes, piel algo pálida, labios algo hinchados y mi pijama se ve desarreglada; no es un secreto para mi familia que soy de moverme un poco por las noches.

Después de asearme me aseguro de no haber manchado mi ropa interior y por suerte no es así.

Sin cambiarme de ropa salgo de mi habitación, miro para ambos lados y no hay nadie, ningún ruido presente, incluso una aguja al caer podría ser escuchada aquí.

Entro a la cocina, nadie; entro al comedor, nadie; miro la sala, nadie. ¿Dónde está mi familia?

Vuelvo a entrar a la cocina y veo una nota pegada en la nevera, no me di cuenta que estaba ahí.

Hola hermanita, fui por unas cosas al 7-Eleven. Cuando regrese tendremos una conversación pendiente.

-Fallon

Siquiera Fallon está aquí, ¿pero Ethan? ¿Mamá o papá? Ellos los fines de semana no trabajan, ¿dónde están?

¿Mi hermano ya se habrá ido a la universidad pero no nos avisó? ¿Su auto ya habrá llegado? ¿Por eso se fue?

Sacando esa preguntas de mi cabeza, abro una de las vitrinas de la cocina sacando un tazón junto a unos cereales y leche. En comparación en nuestra primera mañana en California, ahora sí tenemos todas las cosas disponibles para un desayuno más elaborado; pero ahora quiero algo simple.

Mientras desayuno tranquilamente escucho la puerta principal abrirse, alguien ha llegado.

Al terminar mi comida voy a la sala y encuentro a mi hermana dejando unas bolsas en el sofá.

—¡Summer! —exclama al verme y salta sobre mí. Por no esperarme esa acción casi caemos, pero logramos establecernos—. ¡Adivina!

—¿Qué sucede? —Alza un conjunto de llaves en su mano—. Wow, lindas llaves.

—No, tonta. Míralas bien.

Me acerco un poco a su mano y observo el pequeño control que controla el abrir y cerrar de la puertas de un auto.

—Oh.

—¡Ya trajeron mi auto! ¡Mi bebé! —Da pequeños saltitos mientras chilla—. Al llegar a casa después de la fiesta a que fui, recibí una llamada de papá donde me decía que mi auto estaría aquí en la mañana. No pude dormir por estar esperándolo.

La Curiosidad Mató a SummerWhere stories live. Discover now