𝟑𝟔 | 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐔𝐒𝐎

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confuso


Toco como puedo los hombros de Gunther, haciendo un tipo de masaje mientras caminamos. Quiero burlarme un poco de lo que hago y es que, en el fondo, me siento muy culpable al dejar que se durmiera en el banco de la azotea un buen rato. Ha sido fatal para su espalda y hombros, que incluso a estas horas sigue su malestar. De todas formas me he reído.

—Auch, eso me dolió.

—Te lo prometo, Gunther, planeaba llevarte con todo y colchón, pero lo olvidé. Tantas cosas que pasan por mi cabeza.

—Te entiendo. Pero no creí que me olvidaran.

—Petra pensó que ibas detrás suyo.

Para este momento, ya me estoy riendo otra vez. Petra termina de conversar con su madre por celular y, volviendo a nosotros, nos dice:

—Se ven atractivos.

Ella sonríe y enarca una ceja.

—Gracias, tú también.

En realidad, ninguno de nosotros luce bien. El mal de amores nos ha atacado a Petra y a mí, y nosotras no dejamos descansar a Gunther, pues al contarle, permaneció callado, como si reflexionara y luego dijo que no sabía qué hacer y que no iba a poder dormir el resto de la noche pues está preocupado por nosotras.

En estos momentos siento que la mochila me pesa un montón. Mi tema favorito empieza desde hoy y llevo los libros necesarios, los cuales son casi todos los que se encontraban en el escritorio de mi habitación. Gunther juega con un bolígrafo en mano, haciéndolo girar y girar. Miro al cielo.

—Va a llover más tarde.

—No les voy a prestar mi paraguas.

—¡¿Y eso por qué?! —exclama mi amigo. Yo solo observo mientras bostezo.

Ella me lo prestará a mí, lo sé. Soy la favorita, bromeo en mi mente

—No lo traje conmigo hoy —. Petra frunce el ceño, mirando las nubes—. Lo olvidé en casa de mis padres...

—¡¿Cómo es eso posible?!

Entramos a las instalaciones, encontrando demasiados estudiantes en la entrada, como es usual. Aunque por dentro, poco me lo esperaba debido a que recién van a ser las seis y cincuenta. De seguro también tienen que entregar libros a la biblioteca, pues el bibliotecario suele ser muy estricto y riguroso en la entrega de libros en su debido tiempo. Hoy es el último día de entrega de libros de la semana, y hay bastante gente. Suspiro antes de caminar como pude entre los que estaban allí, con Petra detrás mío.

—Las veo más tarde, ¿dónde van a comer?

Gunther saca de su mochila un par de libros, después de todo, él era uno de los tantos chicos que tiene que devolver libros. Veo a Auruo acercarse a él por la espalda y asustarlo.

—Las dos vamos a terminar en dos horas la primera clase, creo, ya veremos cuando acabe, sino te llamo —pronuncio mientras mi amiga ya sube las escaleras. Gunther asiente mientras llegan sus amigos de otra facultad y se lo llevan a quién sabe dónde. Alzo la mano en forma de despedida antes de voltear a seguir a Petra.

Ella luce apurada, lo que es comprensible para mí, que en lo personal, también lo estoy. Por otra parte, mi vista siempre se fija en donde debían estar sus orejas e imaginarlas en mi mente sin los pendientes me resultaba un poco extraño. Justamente hoy, lleva un peinado que cubre sus orejas y parte de su frente. Ella tiene un flequillo corto, que ha crecido con el paso de los meses. Vamos al baño del tercer piso juntas, a pesar de estar apunto de llegar minutos tarde. 

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋  | Levi AckermanWhere stories live. Discover now