𝟐𝟑 | 𝐒𝐈𝐓𝐔𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀𝐍̃𝐀𝐒

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 situaciones extrañas 


Fue mi queridísima Petra quien tuvo que levantarme para que pueda alistarme a ir a mis clases suplementarias. Yo pensé que no me despertaría, pues, yo no la desperté por la mañana cuando ella tenia que ir a casa de sus padres. Pero en fin, ella dijo que simplemente lo hizo porque quería poner su trasero justo donde estaban mis piernas y para eso tenía que levantarme. Esa es su parte favorita del sofá.

Petra me despertó, pero levantarme de repente me hizo sentir mareada. Ahora estiro los brazos mientras mi amiga coloca su cartera sobre sus piernas. No es muy tarde, faltan un par de minutos para que sean las seis y eso me da tiempo de sobra para comer algo y alistarme.

Mi amiga se mantiene sentada, revisando su celular sin decir algo más desde que me encuentro de pie. Extrañada de su repentino silencio, estaba a punto de preguntar al respecto, hasta que la veo recostarse sin antes tomar un par de hojas y la libreta que se encuentran en la mesa frente suyo. Me alarmo.

—¿Desde cuándo sabes dibujar? —pregunta con una clara expresión de asombro. Me hago una idea en la cabeza, deduciendo que posiblemente la de cabellos naranjas ya haya revisado los dibujos mientras dormía... Sin embargo, su expresión soñadora y su atisbo de sonrisa mientras pasa de dibujo a dibujo, me dice implícitamente que recién se ha percatado de los bocetos —. ¡Dios mío! ¡Mira estas hermosas rosas! Si hubiera un poco de color...

—Desde hoy —digo—. Y a mí me gustan a blanco y negro —comento con una ligera sonrisa. Ella me echa un vistazo, sonríe maliciosamente.

—Ajá... No sé que decir, no he visto un dibujo tuyo desde que estuvimos en preescolar.

Entre todos los dibujos que ella sostiene, está el de las florecillas y ramitas, el cual es originalmente mío. Todos los demás, los que se encuentran en la libreta, pertenecen al pelinegro. No lo dije directamente, pues pienso que ella se dará cuenta al ver bocetos del lago, y toda la cabaña en sí. Aunque dudo, el Levi de ese tiempo tenía una firma un tanto rara y difícil de leer.

—¡Oh, aquí estás tú! —dice ella mientras me señala el dibujo que tantas veces he visto hoy.

Suspiro. Pienso que esto va a ser un golpe duro a Petra, quien siempre criticó que Levi solo servía para romper corazones. Ya no la escucho decir ese tipo de cosas ahora.

—Son los dibujos de Levi.

En definitiva, no me cree. Ella frunce el ceño y mantiene la sonrisa. Debo decir que Petra con los labios pintados de rojo cereza aporta un aspecto malévolo a la mueca que está haciendo.

—¿Ackerman?

—Sí. ¡Ese mismo! ¿Increíble, no? —. Siento como si estuviese revelando otro secreto. Dentro de mí, deseo que todos puedan apreciar los bellos trazos que solo él podía magnificar hasta tal punto de que un pequeño boceto hecho en segundos y sin terminar, pareciera haber sido producto de horas y horas de esfuerzo. Aunque imaginaba todo el tiempo que tuvo que perfeccionar sus habilidades.

Ver cómo a Petra le fascina contemplar la libreta llena de aquel mundo sin color, me satisface. Me siento orgullosa sin saber por qué, pues ni son dibujos míos. Mi alegría desborda.

—Es que no te lo puedo creer.

—¡Vamos! ¡de verdad son suyas! ¡mira  este otro, aquí tiene una firma más clara! —dije, y tomo el cuaderno donde él dibujó el conejo y el cachorrito.

Petra lo recibe y su cara es como un poema, ¡Ella ni tiene idea de que hay más dibujos!

—¡Ya me quedó claro, ya me quedó claro! —Mi amiga comienza a reír debido a mi intento de probar que es él, el autor de los bonitos retratos y bosquejos de árboles. Y cuando creo que al fin puedo calmarme, ella dice—: Pero hay algo que aún no puedo creer...

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋  | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora