𝐎𝟑 | 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐏𝐈𝐍𝐓𝐔𝐑𝐀 𝐘 𝐋𝐀𝐆𝐑𝐈𝐌𝐀𝐒

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  entre pintura y lágrimas 


Observo al paraguas robado en la esquina de mi habitación, desde mi cama. Son las cinco de la mañana, y solo estoy despierta maquinando mentalmente mil maneras de entregársela a él sin que sospeche nada extraño sobre mí, aunque para a esta altura es casi imposible. Levi Ackerman suele mirar a la gente de una manera diferente y eso, pues, no sé si es bueno o no porque a los demás parece criticarlos o simplemente expresar su fastidio solo con su mirada.

En cambio, cuando soy yo, pues, él parece que ve a través de mí. Pero no en ese sentido poético y trágico en el que te imaginas que conoce todo acerca de tu persona; sino que veía a través de mí como si yo fuera invisible.

Sonreí para mí misma y me levanté dispuesta a bañarme.

Una vez terminé, preparé el desayuno para mi madre. No probé lo que había hecho debido a que quiero llegar temprano y dejar el objeto que no es mío en la sala de arte, a menos de que se me ocurra una mejor idea. Me encamino hacia el lugar. Es demasiado temprano, hay pocos estudiantes quienes tienen clases a esta hora, hasta parece que hay ni una sola alma. Pero eso es mejor para mí.

Sé cuál es el casillero de Levi Ackerman. Lo descubrí hace poco y me sorprende no haberme dado cuenta antes. Está a veinte casilleros del mío, si no me equivoco. Nunca nos tocó uno al lado del otro por más que me hubiera gustado. Me quedo observando su casillero un buen rato, mientras saco unas cosas del mío. No sé qué pensaba al buscarlo, después de todo no tengo su llave como para abrir y dejar su paraguas allí. Sintiéndome tonta, antes de cerrar mi casillero, saco una pequeña hoja de papel. Después, de mi mochila saco un bolígrafo y con la letra más bonita que pude, escribí.

"Hola, me llevé tu paraguas por error, lo siento, puedes encontrarlo en la sala de arte. Nuevamente, me disculpo."

He decidido no poner mi nombre, creo que no es necesario. Mi letra es horrible, aún disconforme con la pequeña nota, agarré un poco de cinta que tenía en mi mochila y fui a pegarlo en la puerta del casillero de Levi Ackerman.

—Bien. —me dije a mí misma, como si eso fuese suficiente para hacerme creer que todo saldría a mi favor. Estoy un poco nerviosa, no lo niego. Ahora, voy hacia la sala de arte para dejar el paraguas allí e irme a sonrojar a otra parte.

Suspiré tranquila y empecé a subir la escalera. Cada paso que daba, cada mirada furtiva que doy a la puerta de cualquier salón que veo desde las escaleras, me llena de pánico. He planificado todo desde que escribí la nota en papel: Cuando llegase a la dichosa aula, dejaré el paraguas junto al asiento que solía tomar siempre Levi o cerca de sus pinturas, y, luego me iré a vagar por ahí o desayunar en alguna cafetería hasta que llegue Petra o Gunther.

Pero, lamentablemente, mis planes se fueron al carajo cuando entré y entre todas las pinturas de paisajes, algunas muy lindas casi al estilo de Monet, encontré una pintura que resaltaba entre todo el sembrío pictórico de colores. El lienzo es algo más ancho, puedo adivinar que quizá es de setenta por setenta centímetros. Pero, los colores oscuros que utilizó para esta obra, la hacen distinta a las demás.

Es el rostro de una mujer. Me acerco a la pintura. Es más que obvio que la pintura es de él, su estilo es identificable por su particularidad. Levi es demasiado habilidoso, siempre usa esos colores.

También se nota bastante, por la delicadeza de la pincelada, que tiene una conexión con la mujer a quien pintó. Puedo ver que ha trazado muchas veces la forma de los labios y en los ojos se han usado bastantes capas, que se puede observar en el trabajo. La mujer de la pintura tiene el cabello oscuro y una blancura fantasmal, luce juvenil, aunque no podría adivinar su edad. Los labios son de un tono rosa casi imperceptible y los ojos son oscuros, pero se notaba el leve azul que los resalta. Es hermosa.

Demasiado hermosa y con una mirada llena de tristezas.

Me entraron unas ganas de llorar una vez terminé de observar cada pequeño detalle.

En verdad, creo que estoy haciendo todo lo posible para no dejar que mis lágrimas salieran y seco la humedad bajo mis ojos con la manga de mi abrigo.

¿Por qué? La pintura es preciosa, pero transmitía una nostalgia abrumadora que me provoca pensar durante mucho tiempo. Él lo hizo con esos colores exactos, porque esa pintura es totalmente perfecta con aquellos.

Miré hacia el piso, mis zapatos están un poco sucios. Al lado de la pintura están los pinceles y abajo, algunas cajas sin abrir, consideré dejar encima de estas el paraguas. Eché un último vistazo al lienzo. Ya es hora de irme.

Sin embargo...

—¿Te gusta?

No me he percatado que alguien ha ingresado.

Pero, conozco esa voz tan bien. Que me dio una sensación extraña tan sólo escucharla. Mi cabeza giró con timidez hacia la persona que me habló. Levi caminó justo atrás mío, observando la pintura. Su rostro está inclinado cerca de mi hombro, como para poder verla desde mi perspectiva. No pude moverme mientras me planteaba qué responder, aunque tengo mucho por decir. Escuché que abrió el cierre de mi mochila, que está colgada en mi hombro, y dejó algo ahí.

Levi se alejó un poco de la pintura al no recibir mi respuesta y se colocó justo a mi lado, sujetó el paraguas que yo aún no había dejado en el suelo. Instantáneamente, dejé que se lo llevara.

Se sentó en una de las sillas y no volteo a verme.

—Si me gusta. —respondí, mantengo la mirada en la pintura para distraerme. Aunque esa fue una frase corta, no miento al respecto. Realmente me gusta.

—¿Qué te hace sentir? —pregunta segundos después. Sin embargo, parece ser una pregunta al aire.

—Tristeza.

Respondo como robot, un mecanismo que se activa sin querer cuando me siento nerviosa.

—Entonces la pintura cumplió con su objetivo.

Salí del lugar, después de agitar la mano, despidiéndome, sin decir nada más.

Esa conversación se sintió un poco amarga. Levi Ackerman emana un perfume sutil mezclado con pintura al óleo.

Levi Ackerman olía bien.

Y olía a cigarro.










𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋  | Levi AckermanWhere stories live. Discover now