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Como todos los días. Estoy en clase, pero esta en específico es especial por una sola razón.

La clase de química la comparto con Hanna. Es aquí donde se rompe la brecha de vecinas y podemos pretender que somos compañeras por una hora. Espero con ansias a que estos días lleguen y no me pierdo por nada una clase. No importa si ella falta, no me arriesgaría a que al final asista y yo no estoy.

No, no estoy loca.

—  Y Mar ¿Ya tienes pensado qué hacer este fin de semana?

Hanna estaba junto a mi.  No es común que esto suceda. Naturalmente se sienta con su novio pero como él no vino hoy. . .

Debo admitir que tenerla a mi lado no es el más común de los casos y por cierta razón, me pongo bruta, ciega, tartamuda, torpe, testaruda? Oi a Shakira decir algo como eso...

— Ah...  ¿Dices salir?

¿Es tu primer impresión para los lectores y no eres capaz de parecer normal frente a una chica?

Ella sonrió mirándome desde su altar. En serio, con ángeles tocando arpas a su costados. Es natural sentirme tan pequeña junto a ella. En serio, soy una hormiga.

Las mujeres lindas me intimidan muchísimo y Hanna se lleva el primer puesto en eso.

En realidad estamos con los trajes de bata científica y anteojos protectores sobre nuestras cabezas para cualquier experimento de la clase de hoy. Yo llevaba anotando algunas reacciones o compuestos químicos cuando ella me habló.

- Tendré sola mi casa otra vez y tengo pensado invitar a los chicos. ¿Te apuntas?

- Dijiste... ¿El fin de semana? -La miré y duró poco porque me avergonzó hacerlo.

Apoya sus hombros en la mesa. Se acerca a ver lo que escribo. - Claro, qué otro día sería. 

De pronto siento su mano posarse en la mía.

Y estoy consiente que fue para quitarme el bolígrafo pero se sintió eterno, agonizante, y demasiado fuerte para mí corazón. Ella tachó algo en mi cuaderno y lo corrigió.

- Dos electrones, no uno.- La miro y vuelve a sonreír. - ¿Te parece?

¿De qué me estaba hablando?

-Si, fue mi error. -chasquea sus labios ladeando su cabeza. Mira hacia la pizarra y luego a mí.

-Me refiero a la salida ¿Vendrás?

- Ah. Me apunto. Claro. No tendré nada qué hacer, supongo.

Mentira. Ese sábado tendríamos cena con los padres de la pareja de mi hermano. No podría irme así sin más. Pero en fin. Eso es un problema para la Marian del futuro.

Resopla - Esto es aburrido ¿Cuándo nos darán un sapo para desarmar o algo? - sonreí muy por debajo. Continué escribiendo.

- ¿Por qué querrías hacer eso? Eso es biología de todos modos. 

- Claro, qué tonta. - pude verla con un ponquin de rubor que rápidamente se desvaneció con un desdén de mano

- ¿Puedes creer que Vanesa fue a casa la otra noche?

-¿Qué? 

No puede ser... ¡Esa está loca!

- Si... Fue a decirme un montón de cosas extrañas, entre ellas, que te engañó porque estabas obsesionada conmigo, y que olvidó su sostén en mi lavarropas.

-¿Que qué? 

-Si, supongo que quiere limpiar su imagen luego de lo que pasó el año pasado. Y por supuesto sólo me reí y la mandé a casa. A pesar de que insistió con que tenga cuidado contigo. Tu y tus chicas Mariana ¿Algún día encontrás alguna decente? - suspiré en derrota dejando caer mi frente en la mesa
- O al menos en sus cabales. — terminó.

- Esa chica no tiene límites. - dije para mí.

- ¿Qué dijiste? -preguntó con sutileza, negué

- Nada. Que no creas en lo que te dice, y lo siento por eso.

Chasqueó los labios despreocupada y me rodeó el hombro - Todo el mundo sabe que no soy de tu tipo. - Conecta sus ojos con los míos y me pregunté si estaba siendo sarcástica o no. Se alejó de mí para concentrarse en su cuaderno. 

Me costaron varios segundos para volver a escribir. Todo lo que pasaba por mi mente era ¿Eso fue coqueteo? ¿Eso fue irónico? ¿Eso fue una indirecta? Si, claro. Seguro piensas, "deja de jugar a la desentendida, es obvio que le gustas" Ja! Ahora está perfecto asumir lo que sienten las personas.

Llegó el momento de mezclar y combinar y lo bueno por fin. Hanna sostenía un botellín cargado de aceite de color y yo debía echarle vinagre de otro color. Debíamos comprobar que no se mezclen.

- Genial...Mira eso. - no podía creer que lo había hecho bien. Sin derramar una gota.

Es una tontería aclarar esto pero suelo ser muy torpe frente a ella. En general también.

- ¿Cómo estás después de eso? Por cierto.

- Ah ... ¿Te refieres a Vanesa? -movió su cabeza en un sí.

- Pues ya casi pasó un año. Creí que sería peor recomponerme pero estoy bien. 

- Mhm ¿Será que habrá otra chica por ahí? - mueve sus cejas.

- Ay , Han . . . - rodo los ojos y anoto un par de cosas — Ella está desquiciada de todos modos. Solo me usaba mientras se tiraba al amigo de tu novio.

- Cielos... ¡Fue tan ágil! No me di cuenta. Y tú sabes que paso mucho tiempo con ellos, es una perra muy buena.

Reí.

- Hey, tu vocabulario.

- Mhm. Sé que ocultas algo.

-¿Qué? No.

Se queda mirándome, esperando a que suelte algo. - Mierdaa... -me rindo ante su mirada. - No es nada. Es decir, no es nadie. La pasé bien contigo este último mes que no tuve tiempo de llorarle las penas, además no lo merece.

Quizás pasaron tres segundos para dar cabida a lo que dije y si bien no fue la gran cosa, su reacción si la fue. Y no quiero pensar o imaginarme cualquier tipo de teorías otra vez pero estoy segura que la vi sonreír (lo que es normal después de un halago) pero estaba sonrojada. Tenía su mirada en sus dedos y jugaba con sus uñas ¿Es eso una bandera verde? ¿Debo ilusionarme?

 Quizás sea incómodo.

- Tú, tú entiendes ¿Verdad? No me refería a que tú eres la chica. Si no que, bueno eres, una buena amiga y tú sabes que yo, pues.

Divagar y más divagar para ti, Marian

-Entonces sí hay una chica. - sonrió  - Eres tan predecible, Marian. Olvidaste mi perspicacia al parecer.

- No, yo... Bueno... - se ríe de mi.

- Ya, está bien. No más burlas hasta conocerla. — junto ambas manos con mucha felicidad.





Mi Dulce HannaWhere stories live. Discover now