Mi Dulce Hanna

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Hanna se enteró sobre su padre. Y por días pidió que nadie la visitara.

Todo lo que sabía sobre ella era su estado porque pude tener contacto con su madre por Whatsapp. Últimamente ella me tiene en consideración para todo. Y al menos, eso puedo sacar de positivo de todo esto.

Me contó que Hanna tuvo una lesión en la cabeza que le provocó un traumatismo craneal. Lo cual perjudicó su memoria, su habla y hasta tal vez su movimiento físico pero, tiene tratamiento y mejora con el tiempo con juegos cognitivos para niños, de estrategia, caminata, actividad física, lectura... Aunque el proceso pueda causarle jaquecas y además de eso, sus emociones también cumplirán un papel importante en cuanto a la recuperación de sus recuerdos. Y nos ha dicho que así como puede recuperarlos hoy, puede hacerlo mañana, o en un año o tal vez nunca. O tal vez exista una sensación o una palabra específica que active su memoria.

Sin embargo, el sufrimiento por la perdida de su padre parece envolverla en una sombra impenetrable.

A pesar del frío silencio que la envuelve, madre me ha dicho que a veces pregunta por mi, y no sabe por qué.

Todo lo que me enteraba días tras día, me motivaba aún más a ofrecerle mi apoyo y amor incondicional. A ambas...

Llega navidad y Hanna ya puede volver a casa. Poco a poco se recupera pero aún debe descansar mucho. Y aunque su recuperación aún está en curso ella todavía no quiere ver a nadie y eso me preocupa cada vez más.

Siento que estoy perdiendo terreno en su corazón.

Las noches se convierten en una batalla contra la ansiedad y la duda.

Es un tormento interno que me consume, me hace pedazos pero sigo aferrandome a sus ojitos lindos y la manera tan tierna en la que sonreía cuando me acercaba la última vez que la vi.

Me aferro a la esperanza y la fe en el vínculo especial que compartimos, que sé que existe porque lo vi con mis ojos.

Pongo todo de mi para ser fuerte, paciente, demonios, la extraño tanto y no hago nada mas que llorar.

Hasta qué un día.

Recibí una llamada.

— ¿Hola? ¡Marion! ¿Cuánto tiempo?

— Hey, Jack.

— Escucha. Necesitamos tu ayuda.

— ¿Que sucede?

— Bueno. Hanna está haciendo un curso para terminar la secundaria. Ya la conoces. Despertó hace un mes y ya quiere ponerse al día. — rie — la psicópata quiere terminar el año pero hay cosas... Que. Bueno Alex y yo no sabemos nada realmente de química o álgebra por ejemplo. Le pagué a alguien para que me diera los resultados en su momento. No sé cómo enseñarle eso a una recién accidentada pobre alma, ¿Sabes?

— Pero... Creí que ella no quería ver a nadie.

— Oh... Lo sé. Pero esto fue hace unos días. Supongo que... Lo está intentando...

— Pero... ¿Y si no me quiere ahí? Ni siquiera me recuerda como su novia. Eso me está volviendo loca y ya no puedo soportarlo. Y peor aún si lo último que recuerda es que era novia de Alex.

— Oye... Tranquilízate. Mira... Su relación con Alex nunca fue lo que quiera, y lo que pasó conmigo fue realmente algo extraño. Ella siempre te quiso a ti.

— No me ilusiones así...

— No, en serio. Hablo en serio. Ella está confundida pero... Creeme. Ese gustar que existió en ella antes de que comenzarán a salir sigue ahí puedo verlo. A veces simplemente dice tu nombre y sonrie. La mayoría del tiempo no sabemos en qué piensa con Alex. Yo creo que estudiar con ella... Le vendría bien a ambas.