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Llevar esa carga, era dificil para él.

- YoonGi...- la voz de su madre se escucha junto a unos golpeteos en la puerta, en seguida la mujer se hace presente en su campo de visión.- Es hoy, cariño...

Sonríe para su cachorro, que a pesar de no tener ánimos, le sonríe a esa mujer que prepara su comida favorita siempre. Que le abraza, y aun teniendo veintiún años, sigue tratandolo con amor, sin negarle un abrazo o ese aroma materno, aún cuando ni siquiera podía sentirlo.

- ¿Es necesario?- preguntó con voz baja y no queriendo salir de su fortaleza, en su cuarto nadie lo juzgaba. Era extraño a pesar de ser un Alfa, querer quedarse encerrado y sin ánimos de nada, por lo regular los Alfas buscaban que todos los miraran, que les recordaran su superioridad y que les aumentaran el ego.

- Sé que es dificil, pero es necesario que vayas a la Universidad...- habló la mujer con voz calmada, haciendo tranquilizar a su cachorro. No importaba que su hijo fuera un adulto o tuviera pareja siempre iba a ser su cachorro.- Además tu primo HoSeok estará allí también...

El Alfa, se levantó con lentitud, realmente no quería ir. Ni siquiera quería salir de su casa, allí estaba bien, pero su lobo le motivó.

Será un buen día... lo presiento... hazme caso...

YoonGi con una sonrisa cansada salió de su habitación para entrar al baño. Se dió una ducha y se puso neutralizadores. Si nadie sabía que era un Alfa, no tendría problemas y pasaría desapercibido.

Con calma se duchó, y se cambió, lo importante era no llamar la atención y evitar estar o ser un foco. Lo único que esperaba era que su lobo tuviera razón.
Cuando bajó, su padre estaba desayunando y su madre se encontraba de espaldas preparando algo.

- Buenos días...- saludó con una sonrisa tranquila al hombre mayor.

- Buen día YoonGi- el hombre le devolvió la sonrisa, abrazandolo.

YoonGi era una mezcla de ambos, sus padres le habían heredado muchas de sus facciones y características físicas. La piel pálida de su padre, la estatura de su madre, los ojos pequeños de su madre, los puntitos o lunares de su padre.
Sí... una perfecta mezcla de ambos.

YoonGi se sentía afortunado por los padres que tenía, eran personas tranquilas y lo habían apoyado en todo. Siempre habían estado para él, desde que lo recuerda.
Cuando decidió darse un tiempo, pues en el instituto no la pasó muy bien, sus padres entendieron y no lo forzaron.

YoonGi trabajó un año y medio, aunque no fuera necesario, el trabajo lo mantenía ocupado y no lo dejaba hundirse en su situación.
Sus padres al principio dijeron que ellos podrían cuidarlo y estar al pendiente, pero YoonGi a veces se sentía como un impedimento para sus padres, claro que sus progenitores no dejaban de decirle lo importante que era, a veces, en esas noches de soledad, pensaba que quizás por su culpa sus padres se habían limitado de tener mas cachorros.

YoonGi sabía muy bien que no era su responsabilidad pero a veces no evitaba pensar que sí lo era.
Sus padres gozaban de una muy buena posición de trabajo, eran socios de una compañía de música, eso hizo a YoonGi querer tocar un instrumento. Sus padres no se opusieron y aceptaron sobre todo cuando dijo que iría a la universidad.

Que era al lugar donde se encontraba yendo en esos momentos.

YoonGi no estaba tan emocionado, lo único que sabía era que su primo debería estar llegando o quizás ya se perdió o tal vez ni siquiera se ha levantado.
Su camino por el campus fue lento hasta llegar a una zona verde, que tenía mesas y bancas blancas, resguardadas por los árboles frondosos, se sentó allí sabiendo que había llegado antes.

Era el primer día y no sabía a donde meterse para evitar que lo miraran o lo que pasó en el instituto se volviera a repetir. Era un Alfa, pero no por eso significaba que todo eataría bien y que nadie lo acecharía solo para hacerle daño.

Tampoco era fobia, simplemente a veces el mundo exterior le hacía pensar que la seguridad de su cama era muy tentadora.

Supuso que por la cantidad de alumnos que había presenciado, casi nadie llegaba a la ceremonia de apertura, pero lo bueno que sacaba de esto, es que al menos su primo llegaría y podrían hablar un rato mientras ven la vida pasar.

YoonGi negó, ya estaba considerandose un anciano.

Con ojos curiosos dirigió su mirada a cada persona que pasaba, si bien estaba en un lugar retirado aún podía ver a algunos alumnos entrar y salir. Reunirse y hablar.

Y con esa cabellera azul, tan peculiar, supo que su primo había llegado.

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YoonGi se encontraba en la ceremonia de bienvenida. Sin embargo no había puesto atención realmente. No cuando su lobo parecía haberse vuelto loco. HoSeok estaba a unos cuantos asientos del suyo, dentro del gran auditorium, parecía que ese lugar estaba hecho para mas de doscientas personas.

YoonGi miraba de un lado a otro, sin saber lo que su lobo realmente buscaba. Tan aturdido que no notó que el neutralizador había caducado en su cuerpo.
Llamando la atención de los que estaban mas cerca y YoonGi ni siquiera sabía porqué lo miraban tanto, hasta que HoSeok le envió un mensaje ya que no podían levantarse.

"¿Quieres calmarte?"

"Solo lo estoy atrayendo..."

"¿Atrayendo?¿A quién?"

"A nuestro Omega... ¡oh! Llamé su atención... nos está mirando... es hermoso en esta vida, es tan hermoso..."

Su lobo parecía drogado. Cuando YoonGi comenzó a aislarse por las burlas, su único amigo fue su lobo interior, el alma de su lobo que lo definía como Alfa, era con quien conversaba la mayor parte del tiempo, su lobo era quien lo cuidaba cuando alguien intentaba lastimarlo y quien le decía las clases de lobos de quienes lo rodeaban. Y el mismo que en estos momentos, estaba cortejando a su Omega a la distancia y YoonGi por ni enterado de cual Omega se trataba.

"Míralo... es hermoso, muy hermoso, sigue teniendo la apariencia dulce y su aura tan fuerte..."

"¿Puedes dejar de emocionarte tanto?"

"No. Mi Omega necesita saber que estoy aquí y que nos podemos encontrar y tendremos los cinco cachorritos que tuvimos en nuestra vida pasada..."

"¡¿CINCO?!"

YoonGi casi tiene un ataque de tos.
Su lobo no sabía todo lo que estaba provocando con los Omegas alrededor, y aunque su parte humana no sabía a quien se dirigía en esos momentos. Un Omega castaño claro sí esta poniendo atención a su Alfa, moviendo su cola emocionado.

"¡Alfa!, nos encontramos Alfa, quiero mis cachorritos..."

"¿Quién es nuestro Alfa, Mimi?"

"Allí está, es guapo, muuuuy guapo"

El Omega dejaba que su suave aroma a manzanas rodeara su asiento como llamando la atención de alguien. Suspiró cuando un aroma a limón llegó hasta sus fosas nasales.

"¡Es Alfa!"

"Tranquilo, sí me dices quien es, nos acercaremos..."

"Quiero cachorritos, Alfa, a nuestros cachorritos..."

El Omega se sonrojó y trató de calmarse y calmar a su emocionado lobo. Una vez salieron tanto Alfa como Omega estaban inquietos buscandose mutuamente.

Y sus humanos solo esperaban calmarlos para que el destino se encargara de todo... para que su lazo fuera tan fuerte que el Omega no rechazara a su Alfa...

AnosmiaWhere stories live. Discover now