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La residencia de los Murgot estaba atestada de personas que iban de un lugar a otro mientras esperaban que la hija menor de los marqueses apareciera y diera inicio a los bailes.

Lucy se tomó su tiempo para admirar los pequeños detalles de su vestido: los sinuosos bordados de las mangas, la curvatura del escote que remarcaba sus senos y el decorado temático de la falda. Un pequeño manto de piedrería que cubría la fina tela a la altura de la cintura.

Alicia había elegido su atuendo y como de costumbre su hermana nunca fallaba en sus elecciones de vestuario. Todo era perfecto, excepto por una cosa. Ella no estaba para nada feliz con la decisión de su hermano y su padre de romper su promesa de no comprometerla tan pronto.

Ahora que Anthony estaba prácticamente a un paso de pisar el altar Lucy se había convertido en el siguiente objetivo de su madre. Y eso no le gustaba.

—Respira.—se dijo a sí misma alisando la falda de su vestido antes de caminar hacia el salón donde sería presentada. Bernadeth ya la esperaba en la puerta junto con su padre, ambos portaban elegantes atuendos que combinaban entre sí, y sonreían.

Lucy se acercó a Franck y depositó un beso en su mejilla para luego saludar a su madre con un escueto “Buenos días”. La pequeña del clan Murgot siempre había tenido predilección por su progenitor sobre la marquesa.

—Vamos.— pidió Lord Somerset y los tres se apresuraron a ingresar.

Apenas atravesaron la puerta fueron blanco de todas las miradas y comentarios. Lucy no se dejó intimidar y siguió su camino como había practicado año tras año. Espalda recta, manos a la altura del estómago y sonrisa encantadora.

—¿Dónde está Anthony?—se quejó su madre al no encontrar a su hermano entre los presentes. En unos minutos iniciarían los bailes y Tony como era su costumbre se encargaría de acompañarla en su primera pieza. Anthony había insistido demasiado en ser su pareja, incluso con la presencia de su padre en Londres, por lo que no entendía qué pudo ocasionar su retraso.

—Voy a buscarlo querida.

—Ve cariño.

El marqués se separó de ellas y volvió sobre sus pasos tratando de hallar a su primogénito.

—Lady Bernadeth.—una voz masculina llamó su atención y frunció el ceño al ver a varios caballeros acercándose para solicitar su primer baile o algún cupo para el resto de la velada.

La marquesa de Somerset sonrió de forma astuta encendiendo sus sospechas. ¿Acaso esto no era más que otro plan orquestado por su madre?

***

Anthony se removía inquieto en su habitación mientras escuchaba la voz de Ana en las afueras.

—Sea paciente.—La jóven doncella hacía resonar las llaves que llevaba en la mano mientras intentaba sacarlo de su habitación.

Al parecer a un gracioso se le ocurrió dejarlo encerrado en un día tan importante como era la presentación de su hermana y no contento con eso hizo desaparecer la llave. Ana había acudido con las copias, pero le estaba costando un poco encontrar la correcta.

—Se supone que ya debería estar allí.—gruñó apegando su mano a la puerta mientras trataba de contener las inmensas ganas que tenía de maldecir su suerte.

Algo le decía que las culpables fueron las gemelas, las había visto misteriosamente cerca de su habitación minutos antes de que él decidiera volver a su recamara y acabar de alistarse. Sin embargo no podía confirmarlo al menos que logrará salir de la “prisión” en la que se encontraba.

Buscando Tu PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora