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Anthony abandonó la biblioteca y trató de llegar hasta el salón para hablar con el duque de York cuando fue interceptado por una dama. La mujer que iba a ser su futura cuñada lo observaba fijamente.

—Milord puede acompañarme.

—Lo siento, yo...

—¡He dicho que me acompañe por favor!—su tono de voz se transformó en un grito que Glamorgan no pudo obviar. Sabía que la mujer estaba embarazada, así que lo que menos quería es ser el culpable de hacerle pasar un mal rato.

—Claro.

La siguió en completo silencio hasta llegar a la parte posterior del jardín. Un lugar bastante oculto de la mirada de los invitados.

—¿Qué ocurre Lady Onslow?

—Si aún le queda un poco de respeto por mí familia o por mi hermana, márchese ahora mismo.

—No puedo, necesito hablar con sus padres hay algo importante que debemos tratar.

La condesa rodó los ojos.

—Pero nadie quiere escuchar lo que tiene que decir...¿Acaso no le pareció suficiente romperle el corazón a mi hermana o pretende hablarnos de como se enamoro de otra mujer?

Anthony abrió los ojos de par en par. ¿Cómo la condesa sabía eso?

Quizás Lord Bristol se lo dijo, pensó. Pero si es así porqué solo ella lo sabía.

—¿Su hermano hablo con usted de mi decisión?

—¿Duncan?...—Anthony asintió y Evangeline se echó a reír.—Lo que faltaba, ahora resulta que son amigos, eso lo explica todo.—negó con la cabeza.—Sabiendo esto debería agradecerle que no se case con mi hermana. Susan merece un hombre que la quiera de verdad y que no la trate como un juguete para obtener poder.

—¿De qué está hablando?—Anthony no entendía nada.

—Solo larguese de mi hogar y nunca más vuelva a acercarse a mi hermana o a mis padres o a cualquiera de los que amo. Ni usted, ni su familia.

—Entiendo que esté molesta conmigo, pero mi familia no tiene nada que ver.

—¿Acaso no fue su madre la que puso su amistad con mis padres como garantía de que usted cumpliría su palabra?...Ya que rompió su compromiso puede dar por hecho que su amistad con nosotros también.

Unas cuantas lágrimas cayeron por las mejillas de Evangeline. Sentía rabia e impotencia.

—Si tan solo me permitiera hablar con ellos, yo podría...

—Podría arruinarlo más y que mi padre lo rete a duelo ¿quiere eso?

—No, pero tampoco pienso huir sin dar la cara.

—¿Qué está pasando aquí?—una voz masculina hizo que Evangeline se pusiera nerviosa y rápidamente empezará a limpiarse las lágrimas.—¡Cariño!

—Estoy bien Nicholas, solo...ya sabes...el embarazo.

—¿Qué fue lo que le hizo a mi esposa?—el conde lo regresó a ver furioso.

—Solo hablábamos de Lady Susan.

—¿Y porqué mi cuñada no está aquí?

Anthony agachó la mirada avergonzado.

—Hace poco rompí mi compromiso y estaba tratando de que su esposa me permita hablar con sus padres.

—En esta familia no nos gustan las bromas de mal gusto, Glamorgan.—replicó Onslow bastante serio.

Buscando Tu PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora