Capítulo 41

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-La mataré.

-Jack no, de verdad no es nada... Estoy bien, te lo prometo.

Sujeté sus manos mirándole fíjamente a los ojos. Tenía una mirada terrible, la piel más pálida que lo normal y tódos los músculos de la cara contraída, tanto así que llegó a darme mierdo, esta era otra de las facetas de Jack que no conocía, y que quería que se fuera.

-En serio...-dije acariciando su mejilla, estaba caliente de la rabia, ¿cuan enojado había de estar para subir su temperatura de esa manera? El chico negó con la cabeza, me dejó a un lado de la cama con cuidado y salió atravesando la puerta de la habitación a gran velocidad.

Eran cerca de las diez, y en esos momentos la monja salía a hacer uno de sus paseos nocturnos, según ella, para liberar la tensión y no volverse loca por convivir con tanto de esa "enfermedad". Abrí la puerta de golpe, viendo como Jack se alejaba con paso pesado. Intenté correr hacia él, pero uno de los guardias me agarró por la cintura gritando que volviera a mi cuarto. No, no lo haría. Luché lo más que pude llamando a Jack con la voz quebrada de la desesperación que sentía en esos momenos, pero ya lo había perdido de vista.

Acesté un golpe en la parte baja del hombre, dejándole inmóvil del dolor. Corrí en dirección hacia donde pensaba que Jack habá ido... No sabía de lo que ese chico era capaz, y tampoco quería averiguarlo.

Abrí la puerta principal del manicomio, y ahí lo vi, avanzaba por la amplia carretera vaciá, por la cual, según había visto, lo autos no pasaban muy a menudo. La monja se encontraba en el otro lado de ésta, relajada y de brazos cruzados, aspirando el frío aire de la noche. Miraba a la luna, estaba llena y algunas nubes la cubrían para crear un perfecto paisaje artístico.

Saqué mi vista de esa hermosa imágen para apresurarme y alcanzar a detener a Jack, pero algo me detuvo, sentí un golpe que me provocó un dolor incluso má fuerte que los azotes de aquella tarde. Este cuerpo enorme me arrojó lo más lejos que pudo... No había visto nada, solamente la oscuridad, pero...

¿Por qué ya no duele?

No me olvides, por favor (Jack Frost y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora