El demonio cuidaba su zona demasiado bien, como si nos estuviese esperando. Los duendes volvieron a formar su círculo para planear la emboscada, a pesar del miedo que sentían, la emoción les prohibía detenerse.
-¿Si me muero me pueden enterrar en un río?
-¡Sólo si tú me entierras en alguna playa del Caribe!
-A mi quémenme y arrojen mis cenizas a la cara del demonio.
Los demás conitos se voltearon hacia su amigo.
-Pero si lo vamos a matar antes que te mueras.
El duendecito depresivo era de un color azulado y se tambaleaba despreocupadamente en el hombro de Erika. Se encogió de hombros y se escondió en el cuello de la muchacha.
Erika le hizo cariño en la espalda con cariñoso ademán.
-Este es mi favorito -me dijo al oído.
Los duendecitos juntaron las manos y comenzaron a gritar palabras al azar, el viejo los rodeaba, orgulloso.
Reían, danzaban, saltaban y formaban diminutas rondas entre ellos, estaban demasiado contentos para lo peligroso de la situación. Hasta el duende azul se incorporó a la escena.
Una extraña aura brillante desprendía del centro de su ronda y los llenaba de energía, la adrenalina los hiperventilaba cada vez mas.
El mefistófeles sintió su presencia casi al instante, pues comenzó a acercarse lentamente hacia ellos, con aire amenazante, parecía como si estuviese vomitando fuego, y sus ojos inyectados en rabia no se despegaron de mi en ningún momento.
Entre medio de toda esa escena pude divisar el bastón de Jack aferrado a una de sus patas.
-Osito mayor ¿qué le va a pasar exactamente al demonio? -le pregunté al viejo.
-Caboom. -respondió seriamente.
-¿Cómo?
-¡Va a hacer CABOOOOOM! -el anciano extendió los brazos con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Y va a explotar sólo él?
-¡Y todo lo no terrenal!
Dudosa me acerqué a Jack.
-Jack dime que tu estúpido palo es terrenal.
El muchacho me dedicó una mirada llena de preocupación.
-No, no lo es.
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No me olvides, por favor (Jack Frost y tu)
FanfictionSiempre me ha de seguir una extraña ventisca que me hiela hasta los huesos, y que nunca me deja sola. Fue una noche de diciembre, cuando regresaba sola a casa, que éste ser incorpóreo tomó forma, un adolescente de cabello y ojos blancos, sudadera ce...