II El Inicio de la Catástrofe

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"Si llegase a pasar algo, yo te voy a cuidar" Esas palabras y la imagen de Edgar mirándolo con una sonrisa habían estado presentes durante todo su sueño, se sentía seguro, protegido, no quería despertar... pero una molesta luz lo hizo abrir los ojos de golpe y achinarlos para poder acostumbrarse a la claridad del día.

Lo primero que sintió fue el calor que emanaban unos fuertes brazos que lo rodeaban, se sonrojó. Miró el resto de la habitación y vio a Jaime y Nicolás, el segundo con una cámara en las manos, ambos con una gran sonrisa, obviamente aguantándose las carcajadas. Al fin reaccionó y procesó claramente la escena: Edgar seguía dormido y lo estaba abrazando, como si de un oso de peluche se tratase, mientras que Manuel estaba acurrucado y con la cabeza media escondida en el pecho de su alto amigo. Miró a sus dos amigos, con el rostro rojo, lleno de verguenza.

-¡Primera foto de las vacaciones, conchesumares!- Gritó alegremente el mayor, a lo que Edgar se quejó y se movió un poco, pero sin soltar a Yelo.

-Que son pesaos', weón- Manuel se refregaba los ojos- No dejan dormir, par de maricones.

-Miran quien habla, weón...-Jaime tenía razón, en la posición en la que se encontraba no tenía mucho derecho para tratar de maricón a alguien.

-Jaime, ven- Llamó Nicolás desde la puerta- Hay que mostrarle la foto a los otros- Ambos salieron.

-Cabros culiaos- Dijo Edgar en modo zombi, sin abrir los ojos. Manuel no sabía si estaba despierto o si lo había dicho en sueños, sonrió.

-¿Eddie~ estai' despierto?- Preguntó tímidamente el pequeño.

-Sí, desde que entraron esos weones- Se restregó un ojo para luego abrirlos, sonrió y volvió a abrazar a Manuel, como si fuese de lo más normal- Pero no quería que cacharan, sino nos iban a agarrar más pal' webeo ¿Dormiste bien?- Le dedicó una dulce sonrisa, a lo que Manuel se sonrojó, le encantaba provocar esa clase de reacciones en el menor ¿Por qué? No lo sabía, simplemente lo encontraba muy tierno.

-S-sí, gracias- Yelo notó que muchos de los rulos cubrían la cara del semental, por lo que con una tímida mano los corrió y trató de acomodarlos detrás de su oreja, sin intención le acarició un poco la mejilla antes de esconder la mano bajo la sábana. Esta vez Edgar se sonrojó y lo miró con cariño. Era una escena muy tierna como para durar eternamente, los fuertes golpes en la puerta la interrumpió.

-¡Levántense po' weón!- Era Peshoh quien hablaba- El desayuno esta listo- Edgar, algo molesto, soltó al más pequeño, se levantó, se puso un buzo que había dejado en el suelo la noche anterior y salió, dejando a Manuel solo, con un tornado de pensamientos y sentimientos dentro de sí.

-¿Qué vamo' a hacer hoy día, weón?- Preguntó Jaime mientras tomaba un sorbo de su agua sin gas. Eran las 11 de la mañana, los 6 chicos estaban sentados en la mesa, mientras tomaban desayuno.

-Weón toma leche, vai' a ser un esqueleto cuando seai' viejo- Le decía su preocupado amigo Edgar, mientras se hacía un pan con queso.

-Jaime... ¿Queri' de mi leche?- Nicolás se acercó al barbón y lo miró de forma seductora, el menor obviamente, se enojó.

-Cállate, aweonao- Empujó a Nicolás y reiteró- ¿A dónde vamos hoy?

-Como primer día vamo' a la playa po', weón- Habló el conductor, que ya estaba fumando uno de sus pitos.

-¡Ya! Vamos a la de Reñaca, ahí hay minas ricas- Propuso Nicolás.

-Puros argentinos allá, weón- Edgar se rió ante el comentario de Manuel.

-Mejor po'- El moreno dio la última mordida a su pan- Salgamos a las 12 y almorzamos por allá.

Todos se levantaron y llevaron las cosas a la cocina, Manuel se quedó lavando mientras los demás se iban a sus habitaciones a ordenar sus cosas.

Juntos, hasta el Final de los Tiempos (Jaidefinichon GOTH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora