XII Para mí eres Único

1.3K 102 9
                                    

Me cagó, fue lo único que Jaime pudo pensar luego de la última frase dicha por Alfonso. Se sentía frustrado, su plan era tan bueno... pero habían sido demasiado ingenuos como para creer que alguien tan terco lo aprobaría tan fácilmente.
Se pasó una mano por el cabello, alborotándolo.

-Ni se te ocurra tocar al Nico, weón ¿Me entendiste?-. Lo miró con rabia, Alfonso solo se cruzó de brazos, sonriente.

-Mientras tu hagas lo que te pido, Nicolás podría hasta vivir mejor que todos ustedes-. Juntó la puerta de la pequeña habitación donde se encontraba dormido el pelinegro, para luego correr las cortinas, ocultándola-. Ahora, si me disculpas, tengo cosas más importantes que quedarme a hablar contigo, Navarro-. El hombre mayor se sentó en su escritorio. Jaime lo miró extrañado.

-¿Cómo eso de vivir mejor que nosotros?-. Alfonso suspiró.

-Sinceramente no creo que tenga muchas ganas de verte, ni de verlos cuando despierte-dijo casi en un susurro, pero lo suficientemente alto como para que el rojo lograra escucharlo.

Con la frustación, el enojo y duda a flor de piel por aquella última frase que había dicho Alfonso, se retiró del lugar cerrando la puerta fuertemente. Subió los escalones esperando ver a Edgar, y efectivamente su alto amigo estaba apoyado contra un árbol, con los ojos cerrados y la respiración calmada, se había dormido. No le extrañaba. Nadie había podido dormir del todo bien desde que comenzó todo, por lo que todos cargaban mucho cansancio acumulado.
Lo miró durante unos minutos, pensando en una de las últimas cosas que le había dicho Alfonso "Ah, pero tampoco pueden saber que esta conversación existió, esto queda entre nosotros". Sin embargo, Edgar era su mejor amigo, sería demasiada la traición si no le contaba algo tan importante como lo que le acababan de decir, pero lo que menos quería era arriesgar la vida de Nicolás.
No quería ser paranóico, pero ¿Qué tal si Alfonso tenía a alguna persona siguiendo cada uno de sus pasos, viendo cada uno de sus movimientos, escuchando cada una de sus palabras? Si él mismo le había dicho que era capaz de deshacerse de Nicolás, no le extrañaría que le hubiese ordenado a alguien que lo siguiera a todas partes.
De verdad, no quería guardarle secretos a alguien tan importante como el ruliento, pero era demasiado el riesgo, lo último que quería era que le hicieran algo al moreno. Se sentía mucho más que frustrado por no poder contarle a alguien lo que le estaba pasando.
Si el Nico estuviese aquí, él me habría ayudado, pero a él es al que tengo que proteger, no puedo arriesgarme a que le pase algo, pero tampoco quiero mentirle al Edgar...

-Por la chucha, weón-musitó al tiempo que pateaba con fuerza el suelo, levantando algo de tierra. Sorpresivamente, Edgar dio un respingo y abrió de golpe los ojos, mirando nervioso hacia todas partes hasta dar con la enojada expresión de Jaime, la cual se relajó al tiempo que vio al semental ponerse de pie.

-¿Cómo te fue weón?-. Caminó hasta su lado, Jaime miró hacia el suelo, este era el momento que quería evitar. No muy convencido, le respondió.

-Mal, weón, súper mal-. No le diría nada, era demasiado lo que estaba en juego y no se arriesgaría a perder tanto-. Yo sabía que ese weón no nos iba a hacer caso, weón.

-¿Me estai' weando? Puta la weá-dijo Edgar, frustrado-. ¿Seguro que no lo agarraste a chuchas?

-No, weón-su boca se curvó en una media sonrisa-. Ya, al final como que lo puteé un poco-Edgar lo miró con desaprobación-. ¡Pero fue cuando ya me había dicho que no, weón! Si antes lo traté bien al culiao.

-Puta...-. Suspiró con pesadez- ¿Y qué vamos a hacer entonces?

-Nada po', habrá que seguir al culiao, no nos queda de otra-decía Jaime, tratando de sonar lo más convincente y normal posible, para así evitarse las preguntas de Edgar.

Juntos, hasta el Final de los Tiempos (Jaidefinichon GOTH)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ