Capítulo 21

61 8 7
                                    

Amîr y yo salimos al pasillo en dirección a las escaleras cuando entonces le pido con mucha educación que no regañe a la empleada por haberme dejado pasar a buscarlo sin haberle avisado. Él me dice que no lo hará y me parece que está diciendo la verdad.

La señora está por los alrededores de la sala, y se queda observándonos cuando terminamos de bajar al primer piso. Le ofrezco una discreta sonrisa la cual me devuelve cuando nos encaminamos a la salida. Amîr, como era de esperarse, la ignora completamente como si ni siquiera se hubiese dado cuenta de que ella estaba ahí, aunque sé que si la vio.

Ambos cruzamos la puerta principal, momento en que me quedo pensando que no tengo ni la menor idea de lo que está ocurriendo con nosotros ahora. Estoy confundida porque él no se portó igual que ayer después el beso de hoy. Lo siento un poco perdido con lo que hace o en cómo actúa, este chico irremediablemente es bastante impredecible. No sé bien cómo tratarlo bajo estas circunstancias si no tengo claro qué es lo que pasa con él.

Torres sale del vehículo una vez estamos afuera, y cuando Amîr lo ve inmediatamente le da una mirada fugaz sin la más mínima emoción. Yo llego hasta el chofer con la intención de ponerlo al tanto de nuestros planes. Primero le pido disculpas por haberlo hecho esperar en vano y le explico que tengo algo que hacer con Amîr que no puedo dejar para después. Él entonces me pregunta si mi padre está al tanto de esto a lo que yo le digo que le llamaré inmediatamente. Él conforme con lo que le dije, nos desea que nos vaya bien, aunque Amîr no le prestó atención en ningún momento. Yo le sonrío a Torres en respuesta, y él pone el auto en marcha.

Claro que no voy a llamar a nadie para avisarle de mi salida, le dejo un sencillo mensaje de texto en el cual le explico que estoy con Amîr. Es mucho más fácil para mí hacerlo de este modo para poder esquivar las posibles preguntas que haría mi padre.

Camino hasta el auto junto al oriental de ojos miel. Me subo al asiento del copiloto y mi, antes enemigo, sube al volante. Alcanzo el cinturón de seguridad para colocármelo, pero Amîr al ver que me cuesta ponérmelo con una sola mano, me lo quita para abrochármelo él mismo. Me parece increíble que tan cambiante es este sujeto. Hace poco me estaba gritando, echándome de su casa, besándome, y ahora le da con portarse como un caballero.

Amîr enciende el auto poniéndolo en marcha sin tiempo que perder, mientras yo suspiro por toda esta situación tan enredada.

-Cómo te has sentido? – me pregunta en relación a mi accidente con toda su atención puesta en la carretera.

-Me siento bien. Por momentos me duele el cuerpo, pero nada que un analgésico no resuelva –  respondo sin mucho interés porque no quiero que piense que estoy conforme con todo lo que ha pasado. Él por su lado parece estar bien con mi respuesta.

Me siento extraña en estos momentos. Pasan alrededor de cinco minutos y un silencio insistente se aloja en este espacio, el cual me impide sentirme cómoda. No me gusta esta sensación, no quiero perder al Amîr de los últimos días, nuestra amistad iba bastante bien a pesar de lo yo estaba comenzando a sentir. No sé qué pasará ahora, todo se ha tornado muy extraño y confuso entre los dos. Ni siquiera sé qué es lo que Amîr está pensando acerca de todo esto por lo que ese detalle me pone inestable.

Estuve tan sumergida en mis pensamientos que no me había percatado del camino que estábamos tomando. Todos los árboles del Golden Gate Park se roban mi atención ante tanta belleza. Había pasado antes por estos alrededores, más no había tenido la oportunidad de detenerme. No es demasiado lejos de casa, sin embargo todo sitio es verde, diferente a la zona de los edificios de la ciudad.

-Ya estamos aquí – anuncia Amîr justo cuando dobla por una de las entradas del lugar. Tengo entendido que en este este parque hay diferentes sitios que visitar. Hay muchos jardines, cada cual con sus respectivas temáticas y atracciones, por lo que existen varias vías para transitar en vehículo y caminando.

Mas de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora