Capítulo 52

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Acabo de llegar al hospital para ver a Liz después de haber reunido todos los requisitos para nuestra boda clandestina. Le dejé un mensaje a Liza antes de venir para acá contándole lo que el proceso ha avanzado.

Gracias al asesoramiento de un abogado, todo será más sencillo y rápido. Solo estoy a la espera de que nos hagan la entrega de la licencia para casarnos. Si todo sale bien mañana mismo Liza se convertirá en mi esposa. 

Mientras voy en el ascensor la puerta se abre en el tercer piso en donde casualmente la única persona que entra es el padre de Liz. Quien tiene cara de haber pasado mala noche.

–Amîr – dice tan pronto me identifica – que bueno que estás aquí – expresa mientras me da un leve apretón en el hombro como si me agradeciera el hecho de haber venido.

–Está todo bien con Liza? – le pregunto temiendo que algo le hubiera pasado durante la noche.

–No. Gracias a Dios todo está bien con ella. Es solo que anoche Helen tuvo a nuestro bebé. Al parecer todo este estrés hizo que el parto se de adelantara – me comunica. Ahora entiendo ese agotamiento en su rostro.

–Bueno... muchas felicidades por su bebé – digo mientras salimos del ascensor para tomar el camino para  ir a ver a Liz – De haber sabido algo como esto, me hubiese quedado aquí – le comunico, aunque soy conscientede que no había forma de que me enterara de esto. Porque aparte de que no dormí en casa de mis tíos, también decidí dejar mi celular apagado para evitar alguna llamada molesta especialmente de mi madre.

–Fue una noche muy difícil – admite disponiéndose después a abrir la puerta de la habitación en que se encuentra su hija.

Liza desde que nota nuestra presencia, se sale de la cama para sentarse en la misma con los pies hacia afuera. Noto que ya está vestida con su ropa de costumbre y tiene su cabello tejido en una trenza. También percibo que ya no tiene el catéter del suero lo que me indica que está lista para irse.

–Esta tarde inicias tus terapias – le dice el señor Cox a su hija, ella simplemente asiente en respuesta.

Entonces, tras unos segundos, me mira a la cara de una manera algo confidente. Es como si le diera alivio verme. Como si me hubiese estado esperando. Pensar en eso me hace  sentir en las nubes.

–Cómo te sientes? – le hablo finalmente, aun reteniendo su mirada.

–Estoy bien – medio sonríe cuando responde. Sé que está incómoda. Sé que aún es muy temprano para que se acostumbre a esta situación.

–Bueno... pues podemos irnos a casa ya – le dice el señor Cox poniéndose de pie.

Liza se queda sentada un rato más como si estuviera insegura de ir. Puede que esté equivocado, pero es lo me intuyo con la expresión de su cara. Sin embargo finalmente se para y agarra su bolso ubicado en el sillón.

– Amîr, gracias por venir. – me dice el Señor Cox en modo de despedida. Pero entonces al Liza escuchar las palabras de su padre, da un paso inseguro hacia atrás para luego decir algo que realmente no me lo esperaba.

- Quiero que él también vaya - le dice Liz a su padre refiriéndose a mí.

Su voz tiene un toque serio combinado con inseguridad, no lo distingo bien,. Es como si de forma tímida le pusiera una condición a su padre para irse a la casa. Por un momento me pregunto qué haría ella si él se negara. No me importa en realidad de lo único que estoy seguro es de que se siente cómoda conmigo.

Miro al señor Cox y es bastante evidente la confusión que muestra ante la solicitud de su hija, y entiendo que le parezca extraño que Liza quiera que yo la acompañe cuando ella tampoco me recuerda a mí.

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