Capitulo 15

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La semana siguiente transcurre sin ningún hecho importante. Todos los días me los he pasado estudiando por lo que fue una semana intensa sin oportunidad de haber hecho algo diferente.

Hoy no tengo clases, y no tengo nada más que hacer. Tomo un baño al salir de la cama y justo cuando estoy por salir de la ducha, escucho que alguien abre la puerta de mi habitación.

–Liza – oigo susurrar a papá como si no supiera que no estoy en la cama.

Salgo del baño envuelta en una toalla y le doy los buenos días con un beso en la mejilla. Él me dice que quería avisarme que mi auto lo traen mañana de la casa de mi abuela y yo se lo agradezco infinitamente porque realmente lo necesito. Me pregunta qué haré hoy en vista de que es Domingo y le digo que no tengo planes aún.

–Helen y yo iremos a un campo de golf con William y Javier no sé si quieras ir - me propone mostrándose dudoso porque sabe que me voy a aburrir.

Lo pienso por un segundo y niego con la cabeza porque ciertamente no me voy a divertir.

–Creo que Amîr también irá – me menciona a mi amigo como si eso me hiciera cambiar de opinión.

–Me quedaré en casa – insisto, y le sonrío. Él me devuelve la sonrisa antes de irse.

Hace tantos días que no veo a Amîr. No lo he visto en la universidad, y a veces es extraño no tenerlo cerca. Es como si en ocasiones quisiera que se atravesara en mi camino sólo para que me haga sentir que también quiere estar conmigo.

De repente mi conciencia me pone en alerta al darse cuenta de mis pensamientos irreflexivos. Me preocupo al reconocer que Amîr es la persona con la que más he pasado tiempo desde que llegué a San Francisco; puede ser que, involuntariamente, me estoy volviendo dependiente de él, y no sé qué tan malo pueda llegar a ser eso.

Una vez quedo sola en casa, llamo a la abuela la cual no se cansa de decirme que me extraña. Yo también la extraño como el primer día y eso se lo dejo muy claro. Le digo que iré a visitarla en cuanto pueda y ella se llena de emoción al escucharlo. Minutos después saco mi manual de economía para estudiar mis asignaciones, pero el sonido del timbre interrumpe mis planes.

Al abrir la puerta siento, de forma instantánea, algo muy extraño en el pecho cuando descubro a Amîr frente a mí. Él me regala con una discreta sonrisa, y me observa con un brillo extraño cual detalle me desestabiliza un poco.

Le correspondo el gesto con una cohibida sonrisa, y sin decir una palabra, me hago a un lado para que entre. Cierro la puerta tras de nosotros y caminamos hasta la sala principal. No sé por qué carajos me siento tímida, como si no conociera a este chico perturbador.

–Pensé que irías al campo de golf – inicio la conversación esperando romper el hielo mientras tomamos asiento en el sofá.

–Tenía días sin saber nada de ti, ni siquiera intentaste hablarme – dice Amîr tranquilamente; aunque con un tono un poquito protestante.

Bajo la vista porque no se me ocurre qué decirle. Fue una semana completa si verlo, tal vez si debí llamarlo en algún momento o dejarle un mensaje. De todas formas él tampoco lo hizo.

–Tú tampoco lo hiciste – me defiendo con inexplicable molestia, mientras él de repente sonríe en respuesta y me dice algo que me deja totalmente descompuesta.

–Qué pensarías si te dijera que deseaba que tú me buscaras? - confiesa, y luego se inclina hacia delante en el asiento apoyando sus codos sobre sus rodillas para sostener el mentón sobre una de sus manos. Ahora si me deja claro que tengo toda su atención.

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