━━━the first test

Start from the beginning
                                    

──...¿harry?

segundos después sintió a alguien colocarse al otro lado.

── atenea ── dijo harry, mas como una afirmación que una pregunta. la susodicha hizo un sonido afirmativo

── dios, potter, por favor no me mates del susto allí. ── dijo ella. tenía pánico por lo que podría suceder

── tranquila, no te vas a librar de mi ── dijo bromeando el azabache

── ¡no hagas bromas, harry!

── esta bien, perdón.

y atenea se dejó llevar por lo que su corazón decía y quitó de su camino la tela que los separaba para sorprender al ojiverde rodeando sus brazos a su cuello aferrandose a él. el gryffindor, tomado por sorpresa, rodeó de igual forma protectora y cariñosa a la castaña.

── te quiero, haz, cuídate, por favor, no te arriesgues. no quiero que te hagas el valiente y después salgas dañado. ── confesó la ojiazul angustiada. harry, quien miraba los ojos contrarios, vió un pequeño destello calipso en los ojos femeninos, pero no mencionó nada al respecto. el azabache tomó sus mejillas de imprevisto y junto sus labios.

allí, en un rincón de la carpa, harry se tranquilizó por el roce de los labios de atenea. en ese momento ambos comprendieron cuan importantes eran para el otro. un flash los cegó, y atenea tan solo atinó a despedirse del azabache con un murmullo de: «suerte, harry».








Lo vio todo ante sus ojos como si se tratara de un sueño de colores muy
vivos. Desde las gradas que por arte de magia habían puesto después del
sábado lo miraban cientos y cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado,
estaba el colacuerno agachado sobre la nidada, con las alas medio
desplegadas y mirándolo con sus malévolos ojos am arillos, como un lagarto
monstruoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y
abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo.

La multitud gritaba muchísimo, pero Harry ni sabía ni le preocupaba si eran gritos de apoyo o no. Era el momento de hacer lo que tenía que hacer: concentrarse, entera y
absolutamente, en lo que constituía su única posibilidad.

Levantó la varita.

—¡Accio Saeta de Fuego! —gritó.

Aguardó, confiando y rogando con todo su ser. Si no funcionaba, si la
escoba no acudía... Le parecía verlo todo a través de una extraña barrera
transparente y reluciente, como una calima que hacía que el cercado y los
cientos de rostros que había a su alrededor flotaran de forma extraña...

Y entonces la oyó atravesando el aire tras él. Se volvió y vio la Saeta de Fuego volar hacia allí por el borde del bosque, descender hasta el cercado y
detenerse en el aire, a su lado, esperando que la montara. La multitud
alborotaba aún más... Bagman gritaba algo... pero los oídos de Harry ya no
funcionaban bien, porque oír no era importante...

Pasó una pierna por encima del palo de la escoba y dio una patada en el
suelo para elevarse. Un segundo más tarde sucedió algo milagroso.

Al elevarse y sentir el azote del aire en la cara, al convertirse los rostros de
los espectadores en puntas de alfiler de color carne y al encogerse el
colacuerno hasta adquirir el tamaño de un perro, comprendió que allá abajo no
había dejado únicamente la tierra, sino también el miedo: por fin estaba en su
elemento.

powerful, harry potter (pausada)Where stories live. Discover now