━━━ calypso aura

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El domingo después de desayunar, Harry, Atenea, Ron y Hermione fueron a la
lechucería para enviar una carta a Percy, preguntándole, como Sirius les había
sugerido, si había visto a Crouch recientemente.

Utilizaron a Hedwig, porque
hacia tiempo que no le encomendaban ninguna misión. Después de observarla
perderse de vista desde las ventanas de la lechucería, bajaron a las cocinas
para entregar a Dobby sus calcetines nuevos.
Los elfos domésticos les dispensaron una cálida acogida, haciendo
reverencias y apresurándose a prepararles un té. Dobby se emocionó con el
regalo.

—¡Harry Potter es demasiado bueno con Dobby! —chilló, secándose las
lágrimas de sus enormes ojos.

—Me salvaste la vida con esas branquialgas, Dobby, de verdad —dijo
Harry.

—Y también salvó la mía, gracias, Dobby — mencionó Atenea, sonriendo.

—¿No hay más pastelitos de nata y chocolate? —preguntó Ron, paseando
la vista por los elfos domésticos, que no paraban de sonreír ni de hacer
reverencias.

—¡Acabas de desayunar! —dijo Hermione enfadada, pero entre cuatro
elfos ya le habían llevado una enorme bandeja de plata llena de pastelitos.

—Deberíamos pedir algo de comida para mandarle a Hocicos —murmuró
Harry. Atenea asintió apresuradamente, pensando que podían llevarle a Sirius.

—Buena idea —dijo Ron—. Hay que darle a Pig un poco de trabajo. ¿No
podríais proporcionarnos algo de comida? —preguntó a los elfos que había
alrededor, y ellos se inclinaron encantados y se apresuraron a llevarles más.

—¿Dónde está Winky, Dobby? —quiso saber Hermione, que había estado
buscándola con la mirada.

—Winky está junto al fuego, señorita —repuso Dobby en voz baja,
abatiendo un poco las orejas.

—¡Dios mío!

Harry también miró hacia la chimenea, y luego Atenea también giró la cabeza. Winky estaba sentada en el mismo
taburete que la última vez, pero se hallaba tan sucia que se confundía con los
ladrillos ennegrecidos por el humo que tenía detrás. La ropa que llevaba puesta
estaba andrajosa y sin lavar. Sostenía en las manos una botella de cerveza de
mantequilla y se balanceaba ligeramente sobre el taburete, contemplando el
fuego. Mientras la miraban, hipó muy fuerte.

—Winky se toma ahora seis botellas al día —le susurró Dobby a Harry.

—Bueno, no es una bebida muy fuerte —comentó Harry.

Pero Dobby negó con la cabeza.

—Para los elfos domésticos sí es fuerte, amor. — dijo Atenea en un susurro.

powerful, harry potter (pausada)Where stories live. Discover now