Capítulo #57:

421 44 26
                                    

Día #17 (PARTE II):

Vanessa:

Por primera vez en 29 años apenas la puerta se cierra quedo sola en el inicial lugar que puedo llamar mío. Me encuentro feliz, sabiendo que nadie puede desalojarme de mi lugar. No tiene lujos, ni electricidad ni nada que pueda ser digno de mención, pero me pertenece así que eso lo hace especial. Desde el sofá noto todo lo que compone el sitio. Frente a mí hay una televisión no de plasma, sino más pequeña que la cacera me dijo no alcanza la mayoría de los canales, tampoco me importaba mucho no me siento demasiado tiempo frente a la tele jamás. A su lado hay dos ventanas que según me explicaron dejan ver a la hermosa ciudad de San Diego en sus mejores galas todas las noches, me gustará verlo. La señorita Magna, mi casera, además dejó claro que el depa tenía Wifi, eso ponía el precio tan elevado. Si supiera las cosas que he estado viendo no estaría tan tranquila cobrándome poco. No dije nada y asentí, soy tonta hasta un límite. A la espalda está una mesa de comer de dos sillas de hierro, supongo que tendré que comprar algo mejor más adelante seguido de un sofá este es de vinil negro da mucho calor y para un departamento que no tiene electricidad hasta mañana será fácil de usar como puesto para trabajar la computadora.

Estoy emocionada, me siento una persona nueva llena de deseos y ganas de cumplir mis metas a largo plazo. Nunca pensé que estuviera tan muerta por dentro hasta que por primera vez sentí lo que era la vida. Nada me quitará la felicidad y estas ganas de comerme el mundo que hay en mi alma. Por nada en el universo cambiaré esto que siento, la emoción en mi piel, esos fuegos artificiales que tengo en el cuerpo. Es como si todas mis células bailaran de alegría. Una sonrisa tonta se me sale apenas pienso en que voy a poder comer como quiera, no escucharé ruidos perturbadores ni tendré que esperar para ir al baño. Antes pensaba que era libre y no me daba cuenta que verdaderamente lo que pasaba era que la jaula era de oro.

La habitación es muy distinta a la que poseía en casa de Vic. Tiene más artículos todos de madera barnizada y tallada con extremo cuidado. La cama con un colchón recién comprado según mi casera, se veía más que blando y tenía un espaldar acolchonado, como para no salir de la cama hasta que lleguen las misiones estoy segura que si encuentro la serie adecuada voy a estar invernado buen tiempo. Frente a esta hay una mesa de estudio porque supuestamente antes solo rentaban a estudiantes universitarios, la mayoría prefieren ir a residencias o a fraternidades. Yo tuve esa edad y puedo dar fe de que no sobreviviría dos días sola. Incrustado en la pared hay un closet con una zapatera empotrada y dos espejos en ambas puertas. Para las pocas prendas que tengo eso quedará casi vacío por unos meses, ya luego iré comprando ropa. El baño y la cocina están uno frente a otro. Son exactamente iguales a los de Antonio eso sí, la cocina tiene el equipamiento más modero que he visto. La nevera tenía comida ya que entró en el precio y el baño poseía los útiles necesarios. Se puede decir que por ese aspecto no tengo problemas.

Tengo mucho en que pensar y poco tiempo para hacerlo. Antonio vendrá dentro de dos horas con la mochila de mis cosas. Ya su dinero está esperando encima de la mesa. Fue fácil pasar por el banco no me tomó más de diez minutos. Todavía no me entra en la cabeza que mi padre con tal de verme se haya suministrado azúcar, sé que lo he estado evitando y que, como las veces anteriores que hemos estado tiempo sin vernos era un riesgo que llevara a cabo una locura como esta. Estoy considerando la idea de no dejarlo más solo, en su casa hace disparates, doña Emily ya no tiene edad para estar cuidado de un anciano majadero. Lo adoro, es mi padre tengo el compromiso más grande del universo con él, pero lo que me ocultó no es algo que se perdone de un día para otro. Toma tiempo, meses, quizás más de lo que cualquiera estaría dispuesto a esperar. Fue bastante tiempo guardando silencio de un secreto que tenía repercusión sobre mí, debió decírmelo. Lo visitaré esta tarde, que no espere una conversación profunda de mi parte, solo iré a saber de su salud y regresaré a mi casa.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now