Capítulo #34:

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Día #10:

Vanessa:

Me bajo del taxi con el peor semblante que una persona puede tener. Al final Antonio y yo quedamos en vernos a las 08:00. No tenía compromisos, pero saliendo me topé con Flandes en la entrada, me invitó a reunirnos, comentó que sería un encuentro con sus amigos que ambicionaba llevarme y acepté, cuando pregunté la hora dijo que me la enviaba en un texto espero que no coincida con las traducciones, le espeté en claro que en la mañana ya había hecho planes no pareció preocuparle en lo absoluto. Nos despedimos con un beso en la mejilla.

Con respecto a mi ex-superior quedé en investigar algo en la noche de hoy, leer sobre el médico y hacer un resumen de la información, luego solo tendremos que buscar ahí lo más importante y darles paso a los formularios. No voy a pensar en su actitud porque honestamente tiene razón en una cosa: Ver como alguien se muere por tu causa te cambia la vida. Si anhela ser amable conmigo pues seremos buenos extraños, si no yo también se dar alaridos. Pago al chofer y al devolverme el dinero restante hago ademán de subir la escalera.

-¡Hey Vanessa! -En el minuto en que cavilaba poner el primer pie en el escalón detecto a Derek llamándome ¿Habrá sucedido algo? ¿todo irá bien con él?

A la distancia lo diviso va con un pantalón ajeno al trabajo de tela gris, le cubre sus piernas es a juego con una camiseta de cuadros blancas y roja que lleva, el cuello de la prenda es en forma de V, se ve muy informal, aunque a la vez fastuoso. No puedo negar lo irrefutable de los hermanos Ross el mejor parecido es Antonio, tiene unos ojos verdes hermosos al igual que un gesto radiante. En otra situación me sentiría hasta afortunada por haber compartido cama con él, últimamente está demostrando que no es un total idiota, veremos al salir el sol si no me hace arrepentirme de mis palabras.

-Hola Sargento -Lo saludo sonriente, le vi irse mucho antes de la larga plática que sostuvimos su consanguíneo y yo en las taquillas bajo llave, no sé cómo hizo para ponerle el seguro a la puerta. Nadie nos molestó en el tiempo. Realizamos diversos planteamientos, entre ellos que yo estaría puntual, siempre es muy estricto con ese asunto.

Le pedí que no fuera un idiota, eso está sobrevalorado, me insistió en que estaba siendo amable conmigo, con él es imposible atenerse a un concepto en un final es el Sargento Mayor odioso que una vez me preguntó con cuánta gente había tenido que acostarme para llegar a SEAL. Sé que me puedo volver exasperante cuando me lo propongo, lo suyo ya salta los límites humanos lo calificó como el sujeto más espantoso faz de la tierra. ¿Cómo se puede almacenar tanta maldad en una misma persona? Derek se acerca columpiando sus manos a la velocidad de sus pisadas, es increíble lo que un militar puede imponer, sin embargo, es uno de los mejores seres que conozco, un ángel como mi Ash, lo que Vic precisa.

-¡Ay Vanessa! ¡¿Cuando será el día que me dirás Derek o Der como te sientas más cómoda?! -Riendo besa mi mejilla y yo realizo el mismo gesto, es un poco embarazoso que me pida que le diga un diminutivo, creo que no habrá problemas en acceder, solo aquí en San Diego, dentro de la unidad somos Sargento Mayor Derek Ross y soldado Vanessa Mackenzie.

-Mmm está bien Derek, con la condición que me diga Vanessa o Nessa -Por mi mejor amigo me parece equitativo que entable una buena relación con el chico de los ojos grises.

Suficiente debe tener ya en la mente después de lo vivido con Mía, ella logra ser muy cruel si lo desea. No sé por qué, pero mi madre la llamaba la malvada de los Baker. Decía que sacó los rasgos más intentos de sus padres con la hembra de Stuart y Emily había que ser cuidadoso o terminaríamos escuchando términos doloroso. Ella fue casi mi hermana, la conozco lo suficiente para asegurar que es verdad. Al Ash fallecer ella se encargó de hacerme autora de una manera tan tajante que acabé por odiarme, no le culpo tiene la razón yo fui la responsable de la muerte del hombre más maravilloso del universo, junto a mí el hijo de puta de Matt. Pongo mis largos cabellos detrás de mi oreja, los solté al ser el dolor de cabeza más potente que mis deseos de verme bien, estoy cansada. Ahora al menos unos minutos tendré que leer sobre la D.E. de Antonio para no tener problemas con él mañana en las trasladaciones.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now