Capítulo #17:

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Día 5 (Parte I):

Antonio:

Uno frente al otro, ella sentada en la cama y yo en suelo nos miramos como esperando a que el otro diga lo más mínimo hace aproximadamente 15min, tuvo que sentarse, le dije que no estaba preparada para escuchar algo que no quería contarle, pero su terquedad me sacó de mis casillas.

─Lamento haberte tratado como un adolescente de 12 años ─Articula finalmente y sus manos juguetean un poco con el vestido amarillo, por mi parte levanto las rodillas para apoyar mis codos sobre ellas, con mi mano derecha peino los cabellos que me dio mi madre ─Y por las cosas ofensivas que dije.

─No necesito tu lastima ─Le espeto con rabia dividiendo cada final e inicio de las cuatro palabras que salieron de mi boca, me encuentro exaltado aún, pero que estemos conferenciando como al principio es un paso de avance bastante grande para mí, aunque no puedo garantizar que el resto de la noche siga así, me siento bastante mal y apenado por gritarle una cosa que me pertenecía solo a mí.

─No la mereces ─Responde mordaz ─, pero ahora entiendo el porqué de tu perenne mal carácter ─Rebate y le miro mal.

─No me ofendas ahora, hazlo cuando me hayas contado tu secreto de una vez ─Ataco y suspira con paciencia ─Además, no tengo mal humor siempre.

─Claro ─Levanta las cejas hablando sarcásticamente, justo en el momento que me dispongo a contestarle espeta ─No tengo idea de cuál puede ser el motivo por el que... ─Noto que sus mejillas se ponen cual manzanas y las mías igual.

Es extraño que dos desconocidos estemos hablando de estas cosas, en el informe está quien es ella militarme, pero que hay de esta Vanessa Mackenzie que se encuentra frente a mí, la que me ha lanzado sarcasmos, ironías, gritos hirientes e incluso palabrotas. Esta chica no es la que describen los documentos que la Academia me hizo llegar.

Totalmente distinta, incluso sus ojos son diferentes, en el trabajo están apagados, dormidos, aburridos de vivir, aquella noche estaban cerrados, se negaban a pasar la página, pero cuando los miré sentí que podía sumergirme en ellos. Ahora está ahí, con la vista más inusual que he tenido frente a mí en todos mis años, que no son tan pocos ya.

─Logramos que tu...

─Discapacidad ─Completo por ella y niega.

─No es una inhabilidad, no perdiste el pene en la guerra ─Responde y ambos liberamos una sonrisilla, sin motivos aparentes ─En fin, no entiendo mucho esto y... ─Pestañea devolviéndome una bofetada de misericordia, es molesto que te observen de la forma que ella lo hace.

─Te dije que no me miraras con lástima ─Le vuelvo a recordar.

─Ignoraré eso ya que te dije que no te la mereces y por ende no te la voy a dar ─Joder, es intensa ─, pero volvamos al asunto que nos ocupa, no tengo idea de que hice.

─No ─Pensé que esta noche las cosas se aclararían para mí, ella tiene que estarme mintiendo, eso es obvio, toda mujer sabe sus trucos de seducción ¿Por qué con ella sería diferente? Es solo que no quiere decirme ─Necesito mucho entender esto, debo hacerlo por mi bien.

Vanessa:

─Logramos que tu... ─Demonios tengo que encontrar una palabra que sea incapaz de sacarme los colores otra vez, aunque el shock no me deja pensar con claridad, estoy bastante obstruida por la información. Este individuo tiene inconvenientes sexuales bastante serios. Una vez Vic me habló sobre esto, pensé que ocurría solo en hombres mayores de sesenta años, quisiera preguntarle por qué entonces tiene problemas en la cama, pero no soy indiscreta.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now