Capítulo #4:

1.1K 186 194
                                    

Capítulo #4:

Vanessa:

─¡Estás loco si piensas que lo voy a ayudar! ─chillo bastante irritada y gesticulo como loca.

No puedo creer que Vic me pida algo así. ¡¿Por qué me obliga a hacer una locura así? Tanto alcohol debió subírsele a la cabeza. ¡Pero si solo fue una cerveza! ¡Esto debe ser su alma noble!

Ni, aunque muriera y volviera a nacer, haría lo que me está pidiendo porque se sobrepasa de cualquier límite. Sin dudas alguien en el más allá me odia o quiere que estalle hoy.

─Vanessa, es un ser...

─¡Me vale mierda que sea un ser humano! ¡No lo ayudaré! ¡No me interesa hacerlo! ─El grito me sale un tanto desafinado, pero no me interesa.

─¡Déjenme en paz! ─Una voz alcohólica, enredada y bastante irritante retumba en el pequeño baño del bar desde el suelo.

La voz me es familiar porque ─para lo poco que la he escuchado─ la odio. El sargento mayor Antonio Ross se remueve en el piso del baño del bar. Ahora no pasa de ser un maldito borracho de mierda al que Vic tuvo que salvar de una pelea con un tipo.

─Sargento mayor Ross, haga el maldito favor de callarse. ─Le pide mi amigo, sujetando su tabique con los dedos índice y pulgar.

Yo comienzo a repicar con el tacón en el piso de granito gris, sucio y con algunas partes rotas.

─Yo ─continúa el borracho y hace ademán de levantarse.

Víctor lo deja caer nuevamente en el suelo. Antonio está tan borracho que con un solo empujón cae, así como una pluma con respecto al viento.

─Vanessa por favor eres mujer y entiendes de estas cosas, no te lo pidiera si no estuviera desesperado.

Los ojos de mi amigo parecen perdidos.

Me limito a pasar las manos por mis cejas y suspirar. No entiendo cómo quiere ayudar a este tipo del cual esperaba mucho más honestamente. Por la forma en que trataba a sus hombres imaginé que sería un ejemplo en su casa, que todo con él estaría bien y que su esposa sería una mujer recta y amorosa. Las apariencias me han engañado en esta oportunidad.

Si no lo ayudo me la estaría desquitando por lo que me hizo en la unidad, por cómo me trató en las costas de Nigeria y por sobre todas las cosas por ser un maldito machista de mierda.

─Nessa, por favor si lo dejamos aquí, así como está entonces lo matarán. ─Vic trata de aproximarse a mí y me sostiene por los hombros─. Razona que no...

─¡Me vale madre lo que vayas a decir!

Doy un paso atrás y lo miro antes de negar con la cabeza llena de indignación.

─Amiga, por favor ─pide.

Veo al hombre en cuestión realizar una pequeña arcada. Espero que no vomite hasta llegar a su casa. No tengo idea de cómo lo hará. Eso sí, será sin mi ayuda.

─¡No pienso ceder! ─inicio.

─¡Quiero... otro trago! ─exclama el alcohólico y trata de ponerse en pie.

Esta vez Vic le da un leve toque. Cae sentado como la vez anterior. Está ebrio al punto tal de dar lástima.

¿Lástima?

Sin pensarlo un minuto me abofeteo mentalmente y me propino una buena patada en la boca. ¡Lástima me da su esposa! Esa pobre mujer que ni siquiera debe tener idea de donde está su marido. Me la imagino preocupada en su casa, llorando porque su amado conyugue no ha regresado.

Mackenzie [✓] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now