—Un poquito. —Dijo con un ligero tono de broma, un poco porque el living y la cocina sí eran un desastre sino también para arrancarle una mínima risita que consiguió.— ¿Y después?

—No lo sé, tengo una laguna en la memoria.

—¿De verdad? No quiero que te guardes nada, te prometo que no te estoy juzgando ni me voy a enojar.

—Te lo juro, estoy siendo completamente sincera con vos. Fue como si no fuera dueña de mi cuerpo ni mis acciones, no pensaba. Lo único que recuerdo es el sentimiento de dolor agobiante y...

—¿Y qué? —La instó a seguir al ver que ella misma se detuvo.

—La sensación de que si no liberaba de alguna forma todo eso y lo sacaba de adentro mío podía explotar. Es en serio que no me acuerdo nada desde las llamadas hasta que Joe llegó al baño y gritó al verme, recién ahí reaccioné. Sé que vos y Gastón llegaron acá primero pero no me acuerdo. —Nick asintió con la cabeza gacha y la mirada lejos de ella.— ¿Qué pasa?

—Siento que fallé como marido al irme a lo de Joe y dejarte sola en la condición en la que estabas.

Martina esbozó una sonrisa pequeña producto de la ternura que le provocó. Le sujetó la cara con ambas manos para obligarlo a mirarla.

—Nick, si vos no me hubieras dejado sola en casa yo no habría explotado y seguiría en el estado deplorable y vacío en el que estaba, respiraba sólo por una cuestión automática. Sí, ahora estoy completamente destruida por dentro pero por lo menos estoy sintiendo y eso es a causa de lo que pasó hoy.

—Cuando te ví ahí en el piso... —Esta vez fue él quien dejó las palabras en el aire.

—Lo sé, fue un momento de mierda, perdón.

—No. O sea sí, fue un momento de mierda pero me paralicé. Vos sos mi mujer, yo tendría que haber reaccionado como lo hizo Gastón e inmediatamente limpiarte los cortes y curarte.

—Mi amor. —Susurró acariciándole la mejilla.— Hiciste lo que pudiste, fue la primera vez que presenciabas algo como eso. Gastón ya lo había vivido y él también se paralizó en su momento.

—Desde esa noche en que me contaste que solías cortarte, mi mente muchas veces me obligó a imaginarte haciéndolo. Era horrible, me torturaba con esas imágenes. —Le confesó.— Encontrarte en esa situación fue incluso peor y me sentí un inútil sin poder ayudarte.

—No lo sos. Vos sos lo mejor que me pasó en esta vida, sin vos a mi lado no hay forma de que yo pueda superar esto. Si no fuera por tenerte conmigo, haber perdido a mi bebé realmente me podría llevar a algo mucho peor que lo de hoy.

—Prometeme que no, que eso nunca se te va a cruzar por la cabeza. Puedo soportar un episodio como el de hoy y, aunque no entiendo que necesites llegar a eso para aliviar tu dolor, acompañarte para que no tenga que volver a pasar. Lo que jamás podría soportar es perderte.

—Te lo prometo por nuestro bebé. —Aseguró mirándolo a los ojos.— Nick.

—¿Qué, mi amor?

—Tenemos que lograr que no sea un tabú para nosotros hablar del bebé, tenemos que poder hablar de él aunque duela. No podemos hacer de cuenta que nunca pasó, no quiero que neguemos su existencia.

—Tenés toda la razón, mi amor. Aunque nunca lo tengamos físicamente, es nuestro hijo y siempre lo va a ser. Es nuestro angelito.

—¡Eso! —Exclamó con una sonrisa.— Tenemos que ponerle un nombre, no podemos referirnos a él siempre como el bebé.

Hold on (Nick Jonas)Where stories live. Discover now