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Martina se llevó una gran sorpresa cuando giró la cabeza para ver quién la estaba aplaudiendo a sus espaldas. Era el hombre que la había chocado esa mañana. Peter, orgulloso, le hizo disimuladamente una seña al que estaba parado en la puerta.

—Peter, ¿la señorita vino por el tema del coro?

—Sí.

—Creo que no hace falta ni decirlo, el puesto es totalmente tuyo. ¿Cómo es tu nombre? —Dijo entrando y cerrando la puerta detrás de él.

—Martina Rodriguez. —Le contestó con una sonrisa falsa, tendiéndole la mano.

—Nicholas Jonas. —Recién cuando él le dijo su nombre logró reconocerlo. El famosísimo Nick Jonas era quien la había chocado esa mañana.

—Sos vos. —Le dijo mirándolo con una sonrisa un tanto irónica.

Le gustaba la música de los Jonas Brothers, pero no conocía toda su discografía. Pero no confiaba en esa imagen de caballero que mostraba Nick y su actitud después del incidente no le hacía cambiar el prejuicio que tenía sobre él.

—¿Yo? ¿Qué? —Preguntó desconcertado mirándola a los ojos. Era bonita y talentosa, una combinación muy interesante para él.

—Disculpen, me retiro que tengo que hacer unos papeles. —Dijo Peter saliendo de la oficina pero ni Martina ni Nick le prestaron atención.

—El que me chocó esta mañana en el semáforo que está a pocas cuadras de acá.

Los pequeños ojos cafés del chico se abrieron en sorpresa.

—Disculpame, ¿qué? —Preguntó atónito.

No lo podía creer. Se sintió terriblemente avergonzado de que por falta de tiempo no se había bajado a preguntar si se encontraba bien.

—Vamos, sé que me oíste perfectamente. —Le respondió divertida por la vergüenza que estaba sufriendo él.

—Eh, sí, perdón. En serio disculpame, no te hice daño, ¿no? —La miró mientras se pasaba la mano por la nuca.

—No te importó en ese momento, ¿por qué te importaría ahora? —Le dijo con cierto reproche en su voz.— Igual estoy bien.

—Perdón. —Es lo único que pudo decir antes de darle explicaciones.— Fui descortés y para nada atento esta mañana, estaba ocupado porque en serio necesitaba llegar temprano acá, tenía cosas que...

—Ya está, ya pasó, no me interesan tus excusas. —Lo interrumpió.— Creo que tengo que irme, debes estar muy ocupado. De todas formas, supongo nos volveremos a ver si es que aún me piensas dar el puesto. —Le dijo con un tono más ligero para aliviar el ambiente tenso.

—Por supuesto, el puesto es tuyo, en serio tenes una hermosa voz. —La halagó sinceramente pero también para remediar un poco el inconveniente que habían tenido.

—Gracias. Bueno, que tengas un lindo día Nicholas.

Extendió su mano, la cuál él tomó después de dedicarle una sonrisa. Salió de la oficina y del edificio aún divertida por ese encuentro.

Ni bien salió una sonrisa amplia apareció en sus labios, estaba feliz. Lo primero que hizo al subirse al auto, fue tomar de su cartera su celular y llamarlo a Gastón.

/Al teléfono/

Ey, bonita, ¿qué tal todo?

No sé, ¿estás libre? Estoy en el auto por salir para allá, ¿almorzamos juntos? —Le dijo con una voz de fingida tristeza.

Pero ¿qué pasó Martu? Me estás preocupando. Venite para el departamento y te llevo a almorzar a un lugar que conozco que te va a encantar.

Bueno, ya salgo para allá, esperame Gastu. Nos vemos, besos. —Cortó la comunicación y estalló en una sonora carcajada.

Le divertía mucho hacerle estas cosas a Gastón. Puso en marcha el auto, encendió la radio a un volumen considerado y se metió en el tráfico de Nueva York siguiendo las indicaciones del GPS.

Llegó y le tocó el portero a Gastón, quien inmediatamente bajó y la abrazó pensando que le había ido mal y estaba triste. Cuando lo brazos del rubio la envolvieron dejó escapar la risa que estaba conteniendo. Él, confundido, se alejó y quedando a un brazo de distancia la interrogó con la mirada.

Me aceptaron, ¡voy a ser la corista de los Jonas Brothers! —Gritó con una emoción y una sonrisa que él hacía mucho no veía en ella.

Feliz por ella, la envolvió con sus brazos y la levantó del suelo haciéndola girar en el aire, causándole una risa sumamente contagiosa.

—¡Felicitaciones hermosa! Vamos a almorzar y me contás todo.

Obvio, y mira que sucedieron cosas eh... —Le dijo con una sonrisa subiendo al auto, pero esta vez del lado del acompañante.

Fueron a un lindo restaurante y almorzaron entre risas. Ella le contó absolutamente todo lo que sucedió esta mañana, desde el choque, hasta el encuentro con Nick Jonas. Gastón estaba orgulloso de su amiga, nada quería más en el mundo que verla feliz y sabía que el canto era una de las cosas que mejor le hacían, tanto como a él, y era por eso que disfrutaban tanto cantar juntos.

En medio del almuerzo, a Martina le sonó el celular anunciando una llamada. Era un número desconocido y por consejo de Gastón no atendió, pero el mismo número desconocido volvió a insistir y esta vez sí respondió.

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Nota: cuando los textos aparecen en cursiva es porque la conversación es en español. Es la forma que encontré para no estar aclarando cada vez que Martina hable en su idioma, considerando que generalmente hablan en inglés por estar en USA.

Hold on (Nick Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora