Juntos

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—Perdón. —Dijo Martina cuando ambos dejaron de llorar lo suficiente como para enfrentar esa conversación.— Por todo.

Estaban agarrados de las manos, con las caras empapadas de lágrimas y sus rastros, mirándose. Se acomodaron en el sillón que tenían en la habitación con el cuerpo direccionado hacia el otro.

—Tenía que pasar. —Ella bajó la mirada hasta que Nick le apretó las manos y volvió a hablar.— Marti, no es tu culpa. De verdad no quiero que te culpes por algo que no podías hacer nada para cambiar.

—¿Y si sí podía hacer algo? Quizás podía estar más tranquila, no subirme a los aviones que me subí desde que me enteré del embarazo, descansar más.

—El doctor dijo que nuestro bebé tenía una anomalía de los cromosomas, no podía sobrevivir. Ni vos ni yo podíamos hacer nada.

—Yo lo sé, Nick, créeme que racionalmente lo sé pero no puedo evitar sentir la culpa. Yo era la que lo llevaba en el vientre y no lo pude cuidar lo suficiente. —Otra vez rompió en llanto y él se abalanzó para abrazarla hasta que volvió a calmarse.— Perdón.

—¿Por qué me estás pidiendo perdón ahora?

—Por encerrarme en mi propio dolor y no registrarte a vos.

—Está bien, hiciste lo que pudiste.

—Sí pero vos también perdiste a tu hijo, vos también estás sufriendo y yo soy una egoísta que no puede apoyarte. —Reconoció acariciándole el rostro.— Perdón.

—Me alegra que te hayas dado cuenta para que podamos vivir esto juntos. —Le agradeció con una pequeña sonrisa.— Vamos a pasar esto y vamos a estar bien.

—¿Eso pensás?

—No lo pienso, lo sé.

—¿Por qué estás tan seguro? Te juro que nunca en mi vida sentí tanto dolor, tanta rabia, tanta impotencia y tanto vacío. Estoy en un agujero negro y yo no veo salida.

—Porque estamos juntos, mi amor. Yo no te voy a dejar caer a vos y vos no me vas a soltar la mano a mí.

Se abrazaron y se mantuvieron así, dándose caricias y miradas llenas de emociones. Unos minutos después, Nick se separó y la preocupación se instaló en su rostro.

—¿Qué pasó?

Martina sabía a qué se refería, su marido necesitaba saber qué la llevó a reaccionar de esa manera después de esos días en los que estuvo taciturna, en completo silencio.

—Perdón.

—No quiero que me pidas perdón, quiero que hables conmigo. —Martina le sostuvo la mirada, aún algo reticente.— Si no hablamos y somos cien por ciento honestos los dos, esto va a ser demasiado difícil. Por favor, babe.

—Me empezaron a entrar un montón de llamadas de mi mamá, mi hermano, Clara y mis amigas. Una atrás de la otra, sin parar. ¿Cómo se enteraron?

—Lucas llamó a Joe preocupado porque ninguno de nosotros respondía los mensajes y yo le dije que les cuente. ¿Está mal? En algún momento se tenían que enterar, Marti.

—Sí, tenés razón. —Admitió.— Hicieron bien en contarles porque yo no podía.

—Vos no querías hablar con nadie y tiraste el teléfono contra la pared, ¿verdad?

Martina asintió.

—Desde que terminó el aborto en el hospital me siento vacía, Nick. No sentía absolutamente nada hasta ese momento en que me empezaron a llamar tanto y exploté. Me agarraron todas las emociones juntas y me la agarré con lo que tenía a mano, ¿hice mucho lío?

Hold on (Nick Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora