A Perfect World

15. Una tentación cada vez más real.

Llegamos a la floristería al cabo de diez minutos, veo la tristeza de Hye Sun en su rostro, pero prefiero no decirle nada, supongo que para este tipo de cosas es mejor una amiga para desahogarse, porque si fuera yo tendría clarísimo lo que le diría.

Entramos dentro, veo al señor Lee en el mostrador leyendo la prensa deportiva y con la radio puesta de fondo.

No parece que tenga mucho por hacer, la verdad.

—Buenas tardes señor Lee.

Se sube las gafas para enfocarnos ¿sabe que existen las lentes progresivas?

—¡Buenas tardes señor Byun! ¡Ya tengo su pedido desde esta mañana! —me dice todo exultante mientras se frota manos.

—Hola señor Lee —lo saluda Hye Sun también —¿Cómo le va?

—Pues muy bien Hye Sun, hacía tiempo que no venías por aquí ¿te fuiste a la competencia? —le bromea sonriendo.

—¿Cómo cree? Lo que pasa es que mamá ya no cultiva tanto como antes y yo tampoco tengo tiempo para ir al huerto.

¿Huerto? ¿La familia Park tiene un huerto? De las cosas que se entera uno.

—Ya me imagino, tu padre le ponía muchas horas, decían que sus tomates eran los mejores de Shinji-myeon, hasta aquí llegaban su fama.

Hye Sun me mira, posiblemente observando mi cara de idiota por no enterarme de una mierda, ya de por sí todo el rollo mundo rural me suena extraño, pero estoy dispuesto a cambiar.

—Verá señor Byun —me explica ella amablemente —mi familia tiene un terreno no muy lejos de casa. Antiguamente mi padre se hacía cargo de él, lo tenía como hobby hasta que.. —calla, y mira a su hermano con cierta preocupación, la verdad es que no entiendo muy bien el por qué —murió.

—Sí, algo me contó tu tío, sobre que le cayó un rayo, lo lamento.

Contado así puede parecer un chiste, porque mira que ya es mala suerte que te alcance uno con lo difícil que es.

—Gracias, de eso ya pasó mucho tiempo y la verdad es que era muy niña y no lo recuerdo bien.

Escucho a LuHan murmurar por lo bajo, algo inteligible, mueve sus dedos como pretendiendo alcanzar algo y Hye Sun le abraza, procurando calmar esa extraña alteración que está sufriendo.

—Lu...¿Ayudamos al profesor Byun a llevar las cosas para el taller de jardinería? ¿Qué podríamos plantar?

—Papá, papá, papá... —repite como si fuera un mantra infinito.

—¡Mira LuHan! —exclama Hye Sun señalando unas flores realmente vistosas —¿las compramos para mamá?

—Ma...má...