11. Sweet candy.

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¿Ya dije que odiaba los lunes? Pues hoy es la excepción, la nueva semana me dio la buena noticia que el edificio estaría listo para dentro de siete días, mi cara de incrédulo fue digna de ser fotografiada a medida de que Kyungsoo me iba explicando los detalles.

Hoy habíamos quedado después de clases con Kim JunMyeon, el hijo del alcalde y él mismo lideraría el proyecto.

Sinceramente, no lo conocía mucho, no me codeo con la creme de la creme de la isla, aunque mi mujer tenía una relación de amistad con la suya, eran de edades similares, bueno tal vez Ji Eun fuese un poco más mayor —nunca le pregunté a Ji Eun, preguntar la edad a una mujer es de muy mala educación — y sabía que de vez en cuando quedaban para ir de compras o simplemente para beber algo y ahí aprovechaba yo para ver a mis amigos, o sea a Kyungsoo o Chanyeol.

¡Qué triste! ¡Tengo que hacer más amigos!

Contento, voy ordenando a mis alumnos que vayan recogiendo, prácticamente ya es la hora, siempre les aviso cinco minutos antes para prepararse, algunos son lentos y necesitan más tiempo.

Mi clase consta de cinco alumnos y los agrupamos por edades y no por la problemática que puedan llegar a tener, obviamente que los muchachos con alguna minusvalía psíquica se les pone en clases adecuadas a su nivel. 

LuHan ya cierra sus libros, sé que hoy la última clase le aburrió, tocaba química y los conocimientos que estamos dando los tiene más que asimilados, temo que se aburra en mis clases y eso le retraiga, por eso estuve barritando cómo motivarlo, Kyungsoo no me objetó nada de proponerle temario superior a lo que damos en clase, lo que pasa es que yo simplemente soy un profesor de educación especial y por ejemplo las matemáticas ya estaría a un nivel del último curso de instituto.

Soy bueno en ciencias, pero no soy un Einstein.

Tengo que buscar alguna manera de ser capaz de explicarle, que siga avanzando para que no se encierre en su caparazón y pierda interés en mis clases

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Tengo que buscar alguna manera de ser capaz de explicarle, que siga avanzando para que no se encierre en su caparazón y pierda interés en mis clases.

Ya veo algunos padres que vienen a recoger a sus hijos, yo mientras tanto preparo el temario de mañana, sé que las pasaré canutas porque a primera hora toca lengua y literatura coreana y LuHan lo detesta, no son como las matemáticas que todo tiene una explicación racional y perfecta a través de los números, le cuesta entender lo que es la ironía o el humor en un texto y ya ni hablar de los grandes escritores nacionales, no entiende qué le aporta a él saberse sus vidas.

Guardé los formularios en las agendas de los chicos por si se quieren apuntarlos al curso de jardinería, pero con el LuHan prefiero dárselo en mano a Hye Sun, explicarle lo importante que es que asista y lo beneficioso que sería para él.

Esta vez llega dos minutos antes de lo que suele venir, tampoco era necesario que corriese desde su instituto hasta aquí para venir a recogerlo, como si se sintiera culpable de llegar tarde el viernes pasado y ahora quiere resarcirse.

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