I-m-possibleღ -1º-2º-3° Temporada {נusтιи вιeвeя & tu} [Adaptada]

Capitulo 13: "¿Estás diciendo que no puedo cuidar de un bebé?"

Toronto

No creo que haga falta decir lo tarde que llegamos a Toronto. Ni siquiera llamé a nadie para avisarles de que ya habíamos llegado. Tan pronto como entré en la suite del hotel en el que Justin y yo, con sus amigos, nos quedábamos, me dormí profundamente.

Solo noté, como poco después, Justin llegaba a la cama después de vestirse y se acurrucaba a mi lado en la calidez de las sábanas y la manta. Hacía tanto frío en Toronto, que el contraste de la temperatura de Panamá, con la de Canadá, nos iba a hacer enfermar.

Pasar de estar en la playa, todo el día con bikini, a estar a bajo cero mientras nieva, o esta a punto de hacerlo. Es raro, y no muy recomendable.

Toda la habitación estaba sumergida en la oscuridad cuando me desperté. Miré a mi lado y me encontré con Justin. Estaba durmiendo tan plácidamente que ni siquiera me atreví a acercarme a darle un beso. Me levanté para dirigirme hacia el baño y luego miré por la ventana de la gran suite.

Estaba todo nublado y hacía mucho frío fuera. Empecé a observar la calle y mi mente voló a lo que iba a ocurrir esa tarde. Justin tenía que ir a declarar y estaba nerviosa. No lo podía ocultar.

Las palabras de Pattie inundaron mi mente. Tragué saliva con dificultad y noté como mi corazón se aceleraba rápidamente. Suspiré intentando relajarme.

No se lo había dicho, y le había estado intentando alegrar todo el tiempo el viaje hasta Toronto el día anterior. Siempre le hablaba de cosas relacionadas con la música, muy lejos de lo que iba a pasar. Pero... tenía miedo.

Ni siquiera supe cuanto tiempo había permanecido allí plantada, delante de la ventana. Retirando un poco la cortina para ver el exterior. Me sentía como en los viajes. Cuando miras por la ventanilla y dejas a tu mente volar.

Justo cuando estaba suspirando, me estremecí al sentir unos brazos rodear mi cintura. Pegué un salto del susto.

Sentí una risa ronca en mi cuello. Al oler su aroma me tranquilicé en sus brazos y me relajé. “Tranquila. Soy yo.” Susurró en voz baja en mi oído.

Yo sonreí cerrando mis ojos mientras recostaba mi cabeza en su hombro. “Me diste un susto de muerte.” Suspiré tranquilizándome.

“Lo siento.” Susurró de nuevo mientras acariciaba mi estómago por encima de mi camiseta. Un escalofrío recorrió mi cuerpo estremeciéndome y me volví en sus brazos para abrazarle.

“Canadá está helada.” Murmuré en su pecho y él rió, haciendo que retumbara en mis oídos.

“Yo ya estoy acostumbrado a esto... he vivido la mayoría de mi vida aquí.”

Yo sonreí apartándome de él y le miré a sus ojos mieles. Su cara era de sueño y su pelo estaba revuelto. Yo reí contenta por verle así. Parecía un niño.

“Pero yo no. Y me muero de frío.” Tragué saliva mientras me dirigía hacia la cama y me acurrucaba bajo las sábanas y la manta. El me miró con curiosidad y se metió conmigo.