Lola

460 75 2
                                    

#20

No me gusta decirlo en voz alta –ni siquiera pensarlo-, pero siento su ausencia. Siento que me falta algo. Algo muy importante. Algo que me completa.

Pasó un mes desde que se fue y no tuve noticias de él en todo este tiempo. Bueno, nadie, en realidad. Sus amigos intentaron llamarlo, pero nunca contestó, dicen que cambió su número. Incluso fueron a su departamento varias veces, pero nadie atendió en todas esas oportunidades. Sé que su familia sigue viviendo ahí, porque a veces escucho a su papá hablando con alguien en el pasillo. Y también escucho cuando su hermano pone música.

Pero él es como un fantasma.

Parecería como si Serpiente se hubiese borrado del mapa por completo. Y no es algo que deba sorprendernos, de hecho, es lo que él quería. Y quería que yo desaparezca junto a él. Entonces tengo que felicitarlo: hizo un trabajo increíble; nadie pudo, ni va a poder seguirle el rastro. Se esfumó de nuestras vidas.

De todos modos, su ausencia no impidió que sigamos trabajando. Pese a que algo se siente diferente, todos continuamos con nuestras tareas habituales. Las mías se volvieron más pesadas, porque ahora debo encargarme de todo yo sola, pero no es algo que esté llevando mal. A veces Cal me da una mano, pero no sucede seguido, porque él también tiene cosas que hacer. Y debo admitir que me gusta estar al mando de todo, más allá de la enorme responsabilidad que implica. Sé que estoy lista para hacerme cargo de todo.

Cuando Cal entra en la oficina, me dedica una enorme sonrisa. Entonces entiendo que trae buenas noticias.

—Estuve revisando los números —dice, tomando asiento frente a mi—, y el negocio no puede ir mejor. Lo recaudado en las fiestas, más las ventas fuera del galpón, ¡son una auténtica locura!

Yo ahogo un gritito emocionada y me paro de mi asiento, para correr a sus brazos. Automáticamente él me agarra de la cintura y me da un corto beso en los labios. Yo me limito a sonreír.

—Esta noticia es excelente, Cal.

—Lo sé —me da otro beso—. Yo sabía que ibas a poder sola.

—Sos uno de los pocos que me tuvo fe —respondo—. Las paredes son de papel y en esta oficina se escucha todo.

—Bueno, pero demostraste lo contrario. Y les cerraste la boca. ¿No es suficiente?

—Por supuesto. De todos modos, preferí ignorar esos comentarios y me centré en lo que más me importaba: sacar el negocio adelante.

— ¡Y qué modo de hacerlo! Haber ingresado productos nuevos fue una decisión acertada. Arriesgada al principio, pero acertada al final.

—Por eso, creo que debemos celebrar. ¿Qué te parece?

La mirada de Cal se ilumina.

—Me parece perfecto. ¿Qué tiene en mente mi chica? —me da un beso en el cuello que me hace soltar una risita.

—Podríamos ir a cenar, ¿sería una buena idea, no?

— ¿Cenar en plan pareja?

Yo me quedo callada.

Y Cal nota que acaba de meter la pata.

Esta es una charla que él y yo venimos esquivando hace un tiempo. Antes de que Serpiente se vaya, Cal quería que lo deje y me quede con él. Ahora que las cosas han cambiado, no me sorprendería si comienza a insistir en que formalicemos. Pero es algo que no puedo hacer. No creo que sea justo ni para él, ni para mí, ni mucho menos para Serpiente, aunque ya no forme parte de mi vida. Todo es muy reciente y hay muchas cosas que debo ordenar, tanto en mi cabeza como en mi corazón. No puedo simplemente tomar una decisión apresurada, porque sé que voy a arrepentirme.

Las notas de Lola | Malenavitale ©Where stories live. Discover now