Lola

523 74 20
                                    

#16

Mis padres no saben que Serpiente y yo somos novios. De hecho, su padre tampoco sabe de nuestra relación. Y estaría de más aclarar que nadie en nuestras familias sabe acerca de la oscuridad que nos asecha. Así que mantenemos todo en secreto y, delante de nuestros padres, fingimos tener la relación de unos buenos vecinos. Solo eso.

Sin embargo, algunos fines de semana mis padres hacen viajes con sus amigos y me dejan el departamento para mi sola. Entonces aprovecho para invitar a los chicos o a Serpiente. Y hoy me tocó pasar la noche con él.

Mientras él se encuentra en la cocina preparando pochoclos, yo estoy acostada en mi cama, eligiendo alguna película para ver desde mi computadora. Es una especie de "tradición" que tenemos cuando estamos solos y libres de trabajo. Y me resulta gracioso, porque por una noche –cada tanto- fingimos que nuestra relación es normal.

Cuando aparece en mi dormitorio con el bowl de pochoclos, lo deja sobre mi mesa de luz y se desploma a mi lado, dedicándome una sonrisa. Tiene las facciones de su rostro relajadas y el pelo rubio revuelto, tanto que, por un segundo, me cuesta reconocerlo. Es decir, acostumbrada a verlo en el trabajo, con el ceño fruncido todo el tiempo, usando gorras y ropa negra, casi no puedo reconocer al chico que viste un pantalón de pijama y me sonríe como si fuese un nene. Pero esta imagen me fascina.

— ¿Elegiste alguna? —pregunta, acurrucándose contra mi cuerpo.

— ¿Especial de Harry Potter?

—No, por favor, otra vez no.

Y ambos soltamos una risa, porque lo hice ver todas las películas de la franquicia hace apenas unas dos semanas.

— ¿Marvel? —sugiere.

—Está bien —acepto—. Pero que sean las del Capitán América.

— ¿Puedo oponerme?

—Claro que no.

—Que sean las del Capitán América, entonces —accede riéndose, mientras se estira para agarrar los pochoclos.

Entonces su celular vibra en su bolsillo.

Al principio lo ignora, pero vuelve a vibrar tres veces más y no le queda otra opción que revisarlo. Lo miro de reojo y noto que lee los mensajes desde la pantalla de bloqueo, a lo que cambia la expresión facial y frunce el ceño. Sin embargo, cuando nota que lo observo, vuelve a relajarse y bloquea el celular.

Algo anda mal, estoy segura. Pero no quiero preguntarle, porque posiblemente sea algo del trabajo y se suponía que esta noche íbamos a despejarnos.

Vuelve a acostarse a mi lado y apoya su cabeza sobre mi hombro, mientras que empieza a comer pochoclos. Estoy a punto de retarlo por comer acostado, pero él habla primero.

—Me escribió Ignacio.

— ¿Y qué quería?

—Me dijo que sos una mentirosa, que el otro día no te sentías mal, sino que pasaste la noche con tus amigas, y que escondes secretos.

Yo me quedo muda.

Sin embargo, frunzo el ceño en señal de confusión y espero a que añada algo más, pero permanece callado, mirándome fijo. No sé si eso es bueno malo. Algo en mi interior me lleva a prepararme para una pelea pero, para mi sorpresa, Serpiente solo se limita a suspirar con cansancio.

—No hace falta que inventes excusas para tener una noche con tus amigas, Lo —empieza a decir con un tono de voz triste. Yo me sorprendo todavía más—. Sé que el trabajo hace que viva enojado y no tenga paciencia para nada. Y quizás al principio de nuestra relación no sabía cómo manejar mis sentimientos y me comportaba como un idiota, pero las cosas ya no son así. Quiero lo mejor para vos, Lo y si pudiera darte el mundo entero, créeme que lo haría. Lo único que pido a cambio es que confíes en mí.

—Confío en vos.

— ¿Entonces por qué me mentiste?

—No quería que creyeras que estaba escapando de mis responsabilidades —me excuso, tratando de no sonar nerviosa.

—Bueno, de hecho lo hiciste. Pero quiero que entiendas que no está mal —se incorpora en la cama y me agarra las manos—. Yo también necesito pasar tiempo con mis amigos para olvidarme un poco de la realidad. Y me duele que creas que voy a enojarme porque tengas esa misma necesidad.

Me descubrió.

Bueno, no del todo, pero está cerca. E Ignacio está colaborando con el inicio de mi fin. Rata miserable.

Verlo dolido hace que sienta un poco de culpa. Culpa por mentirle. Culpa por esconderle un terrible secreto que no me deja dormir en paz, pero que tampoco puedo confesarle. Y no sé qué hacer para no lastimarlo.

— ¿Estás enojado? —susurro.

—No —se encoje de hombros —. Solamente un poco dolido.

— ¿Y qué tengo que hacer para que dejes de sentirte así?

—Escuché por ahí que una bonita chica rubia tiene el poder de sanar cualquier herida con muchos besos y abrazos. ¿La conocés?

Y cuando me sonríe, me arrojo a sus brazos y lo beso.

Serpiente me agarra de la cintura y me acerca con delicadeza a su cuerpo. Sus besos son lentos y cálidos, tanto que me hacen perder la noción del tiempo. Y el contacto de sus manos contra mi piel me genera una oleada de calor que me recorre de pies a cabeza. Entonces me gira y quedo recostada debajo de su cuerpo, sintiéndome bastante pequeña. Él me dedica una amplia sonrisa y acaricia mi mejilla con delicadeza. Se acerca para volverme a besar, pero se frena cerca de mis labios y susurra:

—No quiero más secretos entre nosotros.

—Prometo que ya no los va a haber.

—Te amo, Lo. Te amo muchísimo.

Y vuelve a besarme con el mismo cariño de antes.

Ahí me doy cuenta que no lo merezco. Y que él no es el malo de la película, sino yo, que me acuesto a sus espaldas con Cal y luego finjo ser una novia ejemplar.

—Yo también te amo —susurro sobre sus labios.

Voy a irme al infierno.

----------------------------------

Holaaaaaa, ¿cómo están?
Yo emocionada, porque la historia está entrando en su mejor parte y el final se va acercando.

Tengo una pregunta para ustedes: ¿qué piensan con respecto a lo que está haciendo Lola? ¡Los leo!

Los quiero un montón y gracias por todo el apoyo 🖤🖤

Nos vemos en la próxima,

Male 🦋

Las notas de Lola | Malenavitale ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora