—Van a tener baños japoneses —dijo Kie, uniéndose a la conversación. Lee miró a su mejor amiga, completamente agradecida de que también hubiera captado la atención de JJ y se hubiera roto el ambiente tenso que se había creado entre ellos, hacía apenas unos segundos —, con calentadores en las toallas.

—Claro, ¿por qué no? —comentó el rubio, mientras se acercaba a Ashley para poder coger la lata de nuevo —. Yo odio las toallas frías

—Odiar a los Kooks es una personalidad —murmuró Lee —y, definitivamente, es la mía. 

Todos rieron ante el comentario y compartieron miradas cómplices, discutiendo sin palabras sobre quién iba a ser el valiente que dejase mal a Lee, aunque eso significase riesgo de que estallase la Tercera Guerra Mundial allí mismo. JJ, haciendo un ligero movimiento con la mano para dar a entender que lo haría él, se aclaró la garganta y miró a la pecosa.

—¿Segura? —preguntó con tono burlón —, porque cuando Nate tiene la lengua en tu garganta no... 

Antes de que pudiera acabar la frase, en un movimiento rápido, Lee, sintiendo su cara arder, empezó a darle manotazos por los brazos para que se callara. JJ, aguantándose la risa, se movió como pudo para dejar la lata en el suelo y así disponer de sus dos manos libres para coger las muñecas de Lee, obligándola a parar. Sin soltarla, tiró un poco de ella hasta que estuvo sentada encima de él, de modo que ambos quedaron mirándose, bastante cerca.

—Eres insoportable —protestó ella, arrugando un poco la nariz. JJ soltó una carcajada.

—Sigue diciéndolo que a lo mejor algún día, te lo crees.

—¿Harás el favor de no matarte? —Kie, que se había colocado junto a Pope para poder mirar la escena entre sus amigos, se percató de lo que estaba haciendo John B. Lee había abierto la boca para discutirle a JJ, pero, al escuchar a la de pelo rizado, ambos desviaron la atención, de nuevo, a los demás.

—John B, yo solo te digo que cuidado con la cerveza —el rubio señaló a su mejor amigo, pero todavía sin soltar las muñecas de Lee —. No hay más.

Como si hubiera sido aposta, en cuanto el rubio terminó de hablar, John B perdió ligeramente el equilibrio, de modo que la lata cayó al suelo, causando un estruendo que hizo que Lee se sobresaltara en su sitio. JJ la miró por un segundo y soltó sus muñecas para poder rodear la cintura de la pecosa con sus brazos, pero en seguida volvió a centrarse en mirar a John B, apoyando la barbilla en el hombro de Lee.

—Capullo, ¡mira que te he avisado! —exclamó JJ. Lee rodó los ojos y estiró un poco el brazo para coger la lata de cerveza.

—John, baja de ahí —dijo con algo de seriedad, acomodándose otra vez con la espalda apoyada en el pecho de JJ. La broma había sido graciosa al principio, ahora ya, había empezado a ser molesto.

—Eso, John. —JJ la imitó. Ella, rodando los ojos de nuevo, se giró levemente y  le dio un golpe en la nuca, haciéndolo abrir la boca y soltar un «¡ay!». Lee sonrió triunfante.

—Eso por imbécil.

—¡Eh! —Una voz grave y profunda resonó por toda la construcción. — ¡Eh!

—Tíos, la poli —anunció Pope, que ahora estaba apoyado en la barandilla para poder ver de quién era la voz.

Los cinco amigos se miraron entre ellos, sabiendo que les tocaba correr. Lee le dio unos toquecitos rápidos a JJ en los brazos para que la soltara y así, poder levantarse de un salto, cosa que hizo en cuanto el rubio aflojó un poco el agarre. JJ la miró de arriba a abajo mientras se levantaba él también y, cuando la alcanzó, pasó el brazo por sus hombros.

fearless || jj maybankWhere stories live. Discover now