𝐃 𝐈 𝐀 𝐓 𝐎 𝐍 𝐈 𝐂 𝐎

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— ¿Dónde estabas? Tu padre llegó hace una hora y tú no estabas en casa. 

Mi madre se colocó de pie de inmediato en cuanto abrí la puerta de casa. Estaba mirándome llegar desde la ventana de la sala de estar, a través de las cortinas y posiblemente mientras la ansiedad se subía al tope.

Usualmente mi madre no sería aprensiva conmigo, ella sabe que salgo con Jin y Eunha muy seguido, y casi siempre me invitan a lugares divertidos. Además, los conoce, son adorables por igual e incluso algunos fines de semana han pasado comidas en mi casa. Sin embargo, con mi padre es distinto. El pierde los estribos cuando tengo algún retraso así sea de dos minutos siquiera. A raíz de lo que pasó hace un par de años, él no quiere perder el más mínimo rastro de qué hago, con quién lo hago y como lo hago.

Tranquilo papá, está vez solo estaba durmiendo. En el regazo de mi profesor, pero durmiendo.

Las manos de mi madre me acariciaron las mejillas yo sonreí. Ella no era por mucho mi madre biológica, pero por diez años se había preocupado por cada aspecto de mi.

No había sido la mejor, pero uno nunca nace sabiendo ser madre o padre. Ni siquiera hijo.

— ¿Dónde estabas? Debías llegar a casa a las cinco de la tarde, son las ocho treinta, explicate.

Mi padre me cuestionó a penas estuvimos sentados a la mesa listos para degustar la cena. SunHee apareció por la puerta que llegaba a la cocina con dos platos bien servidos de algún manjar delicioso que solo ella sabía cocinar. Los colocó frente a mis padres y yo espere paciente por el mío.

Aquí era donde extrañaba tener un hermano. ¿Taehyung cuenta como uno? Bueno, él no cena todos los días con nosotros.

— Tenía asesoría de música. — Respondí sin dar más detalle, en ese momento SunHee apareció con un plato para mí, y justo después de entregármelo, me acarició la mejilla con una sonrisa y yo la devolví por igual.

Yo sé bien que a mí padre no le agrada que estudie música, que ha sido un escape para que yo no sea un vago y todos olvidemos mi homosexualidad.

Ay padre si supieras...

— Padre nuestro, te damos gracias por los alimentos y bendecimos los mismos...

Y entonces mi madre comenzó con ese rezo acostumbrado al que estamos. Agachar la cabeza y juntar mis manos era un dejavú bastante tétrico de los peores años de mi vida.

Después de rezar y yo buscar un cajón vacío en mi mente con el cual distraerme, nos dispusimos a degustar la deliciosa cena que SunHee había preparado para nosotros.

— Bueno, suponiendo que fueran asesorías, ¿No tendrías que estar aquí a las siete de la noche a más tardar? — Volvió a preguntar justo antes de tomar un poco de comida y llevarla a su boca.

De nuevo había retornado el tema a la mesa. ¿Que esperaba? ¿Quería que le dijera que me estaba comiendo el pene de mi profesor mientras le gemía? O mejor aún, ¿Esperaba que le dijera "Papá, no eres al único al que llamo papi"? Y encima me excita. No, eso no iba a suceder.

— Sí, debería ser así, lo sé. — Acepte de inmediato mientras miraba mi plato y le sonreía.— Pero estamos preparando el recital de final de curso, y bueno...

— ¿Estamos? —Esta vez mi madre fue quién preguntó con un toque sumamente curioso. ¿Qué mierda?

— Sí, mis compañeros de clase, el profesor Min y yo. — Aseguré una vez más después de degustar un trozo de mi cena.

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