𝐀 𝐋 𝐓 𝐄 𝐑 𝐀 𝐂 𝐈 𝐎 𝐍 𝐄 𝐒

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Suave.

Esa palabra era la que más rondaba por mi mente desde que había conocido a Yoongi. Todo lo que rodea a Yoongi es suave, todo lo que me entrega Yoongi es suave, todo lo que soy estando con Yoongi es... Suave.

Tan suave.

Suave, suave, suave...

— ¿Qué estás haciendo, cariño? — Yoongi apareció por la puerta que daba a su habitación, en ese bonito y entallado traje de color vino que tanto me encantaba. Se acercó a mi para besarme la mejilla, mientras que con sus manos desabrochaba los botones de su camisa en la zona de las muñecas. Sonreí de inmediato.

Incluso si él me había encontrado frente al espejo del baño, envuelto en la bata de color azul bebé, abrazándome a mi mismo y acariciando la suavidad de la bata que mi papi me había dado como regalo. Esta podía ser la tercera vez que la usaba, pero me estaba muriendo de ganas por volver a usarla. Tan suavecita y hermosa.

— Bienvenido a casa, papi. — Dije aún sonriendo.

Después de haber pintado un poco más en la habitación, había decidido entrar a ducharme en casa de Yoongi antes de irme a casa. Sin embargo, Yoongi había tenido que salir a entregar algún tipo de papeleo a la escuela. Así que ahora el volvía, me emocionaba la idea de tener un poco de mimos y cariños antes de partir a casa.

— Te he traído una sorpresa. — Yoongi dijo al abrazarme por la cintura, después de que me girará y abrazara su cuello para besar sus labios. Siempre que levantaba mis brazos, el largo de la bata se hacía más corto y mis muslos se miraban más bonitos.

Me gusta cuando Yoongi me da sorpresas, porque siempre son las mejores. Y si lo recuerdan, dije que no me gustaban las sorpresas, siempre y cuando fueran de alguien a quien apreciaba, como Yoongi en ese caso. El me agrada, me gusta, me gusta mucho y cada vez que lo veo, mi estómago cosquillea y el corazón me late rápidamente.

— Uh, ¿Qué es papi, qué es? — Pregunté emocionado mientras sonreía y daba pequeños saltitos frente suyo.

— Vístete y podrás verlo. — Dijo, antes de deslizar su mano por la tela azul que tenía mi bata y que cubría mi cuerpo. 

Yo estoy cien porciento seguro de que a él también le gusta mucho tocar cosas suavecitas, y por eso mi ropa es suavecita, mis mantas son suavecitas y los shampoo y jabones que me da son para dejar la piel y el cabello suavecito.

Mientras Yoongi se dirigía a la habitación y comenzaba a desabrochar su camisa, solo los primeros botones para estar cómodo, yo me dirigí al vestidor, buscando un bonito enterizo en mi cajón personal, desde la última vez, Yoongi se encargaba de llenar el cajón cada vez más y más. Cada que veía uno bonito en alguna tienda lo compraba y yo nunca les hacía el feo, en realidad ninguno me estaba molestando en absoluto, no creo que haya uno que me moleste demasiado.

— ¡Papi! — Grité al llamarle desde el vestidor, arrodillado en frente de mi cajón.— ¿Puede ser uno liso? ¿Qué es mi sorpresa?

— El que quieras, cariño. — Lo escuché decir aquello desde la habitación y entonces opté por uno nuevo y bonito que Yoongi había comprado la semana anterior.

Era de tela lisa, fresca, y juraba que eran de esos que utilizan los bebés debajo de su ropa, algo así como ropa interior para bebés, porque era ligero y suave, y tenía pequeñas estampas de perritos pequeños en toda la tela, en conjunto con un pequeño moñito en el pecho, no sin antes colocarme la bonita loción corporal con aroma a bebé que Yoongi me había comprado desde hacía tiempo. Me gustaba porque en verdad dejaba la piel tan suave.

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