117 Sintiéndose incomprendido

6.1K 837 521
                                    

Jun Xuan Xiao quería acercarse a Chen Yu y consolarlo, pero Chen Yu no lo dejaba acercarse y lo mordió en un brazo. Los ojos de Chen Yu estaban a la defensiva y llenos de odio en contra de él.

A Jun Xuan Xiao no le gustaba en absoluto, él una vez lo había visto con tanta admiración, ¿por qué se había convertido en esto? La arrogancia de Jun Xuan Xiao siempre lo había hecho sentirse seguro de que él nunca estaba en falta, pero había una voz en su corazón que le decía que había hecho algo malo y todo lo había causado él.

"Yu-er, lo siento mucho, llegué tarde." Jun Xuan Xiao estaba intentando disculparse. "El cuerpo de tu madre, este rey lo enterrará como es debido."

En cuanto Jun Xuan Xiao intentaba acercarse un poco más, Chen Yu se portaba intensamente hostil y tenía que alejarse para que se calmara.

"Madre, te voy a llevar lejos, ya sea que vayamos al norte o a Yunmeng, nadie nos va a volver a agredir en el futuro."

Jun Xuan Xiao observó mientras Chen Yu levantaba a su madre con dificultad, estaba completamente exhausto y parecía que iba a salir volando en cuanto hubiera una ráfaga de viento, por lo que le implicaba mucho esfuerzo cada paso que daba. Si no fuera porque su madre era muy delgada, ya se habría caído a los primeros pasos. Chen Yu no dejó que el rey se le acercará, solamente podía seguirlo, manteniéndose un poco apartado. Temía que Chen Yu hiciera alguna cosa desesperada.

Miró mientras Chen Yu salía del Templo Dali, mirando a los lados de la calle mientras cargaba a su madre en su espalda, le tomó un tiempo hasta que vio una tienda de ataúdes.

Chen Yu no podía hablar sin bajar a su madre, el vendedor de ataúdes vio con una sola mirada lo que estaba intentando pedir.

"Váyase, todos los ataúdes de la tienda están vendidos, esta ciudad justa está llena de muertos."

Aunque el Ejército de Zhen Bei no había asesinado indiscriminadamente, la batalla había sido encarecida y había cadáveres por todos lados en la capital. Algunos familiares lloraban mientras compraban los ataúdes para los entierros. Los muertos sin familiares y que no eran reconocidos, eran aventados en una fosa común envueltos solamente con tapetes de paja.

Chen Yu estaba ocupado buscando entre sus mangas la plata y gesticulando. "Tengo dinero."

En cuanto el vendedor vio la plata, sus ojos se iluminaron, se estiró, la agarró y se volvió a meter en la tienda. Chen Yu estaba ansioso pero no podía gritar, solamente pudo bajar el cuerpo de su madre y agarrar al vendedor de las ropas rápidamente.

"Resulta que eres mudo." El vendedor se volvió más descarado. "¿Qué estás haciendo niño? Te acabo de decir que este es un negocio, es un lugar para hacer negocios, no es un templo de caridad. No puedes entrar sin dinero."

Chen Yu entró en pánico. "¡Acabas de tomar mi dinero!"

Incluso aunque el vendedor entendía lo que estaba tratando de decir, no lo iba a admitir.

"No me jales más, ahora que la capital está en caos, los ataúdes han aumentado su precio diez veces ¿Todavía quieres que te de un ataúd sin pagarme? Deja de soñar y vete." El vendedor agarró a Chen Yu de las ropas. "Pequeño mudo, déjame darte un consejo, ahora que todos los guardias de la capital han huido, ¡vete antes de que llame a alguien para que te rompa una pierna!"

Las palabras rudas salieron de su boca y el vendedor salió volando con un gran estruendo, las costillas de su pecho se habían roto varias veces, el golpe había sido peor que si lo hubiera pateado un caballo.

Solamente sintió una ráfaga de viento y alguien estaba pisando su pecho, un hombre feroz y malvado lo miraba desde arriba. Este hombre llevaba puesto un abrigo y una armadura de guerra, a simple vista, era obvio que era el Rey de Zhen Bei.

"¡Señor perdóneme la vida! No sé cómo este sirviente insignificante lo ha ofendido."

Jun Xuan Xiao ejerció más presión bajo su pie, el vendedor gritaba lleno de dolor y la sangre fluía por su boca.

"Regrésale su dinero." Jun Xuan Xiao dijo con sensatez.

"Si, si, sí. Pequeño muchacho."

El vendedor apreciaba su propia vida e inmediatamente sacó la plata.

Obviamente por el temperamento de Jun Xuan Xiao, seguramente lo mataría, pero no quería crear una escena sangrienta enfrente de Chen Yu y que el malentendido entre ellos se hiciera más profundo. Aflojó la presión de su pie y se dio la vuelta, pero vio que Chen Yu había colapsado en el suelo.

"¡Yu-er!"

Jun Xuan Xiao lo cargó. Afortunadamente, su tristeza y el exabrupto físico lo habían agotado, y se desmayó. Después de tantas emociones, Chen Yu había caminado mucho más de lo que su cuerpo podía soportarlo y había agotado toda su energía mucho tiempo atrás.

El rey miró los ojos cerrados de Chen Yu, con sus cejas aún fruncidas ligeramente, y su corazón se estremeció. Aunque él no había matado a su madre, si se buscaba el origen de la situación, él era el culpable de todo esto. Si no hubiera sido él quien diseñó todo, nada de esto hubiera pasado.

¿Acaso Yu-er lo odiaba ahora?

Chen Yu había escuchado su conversación con el emperador en el Templo Jin Luan y seguramente lo odiaba por todo lo que escuchó.

Jun Xuan Xiao recordó que cuando estaban en la prisión, los ojos llenos de resentimiento de Chen Yu deberían haber sido porque pensaba que él había asesinado a su madre.

El rey se pellizcó la muñeca, nunca había temido a los malentendidos entre él y otras personas, de por sí la gente contaba constantemente los rumores de que él era un gran demonio que mataba a las personas sin pestañear. Trataba todas esas ideas como elogios pero la mirada de Chen Yu había perforado su orgullo y se sentía muy incómodo, los sentimientos de ser incomprendido por Chen Yu lo hacían sentirse tan sofocado que tenía ganas de matar.

"¿Podría ser que lo que hice estuvo mal?"

Se pellizcó la muñeca para desahogarse pero no logró mucho y golpeó en el suelo, el piso de piedra azul se quebró centímetro a centímetro.

"Yu-er me va a escuchar cuando se lo explique y me va a perdonar."

El Amante Mudo (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora