Capítulo 90.

703 37 35
                                    

Miércoles, 25 febrero

Narra Sara.

Resoplo agobiada al salir de clase y me dirijo a la puerta que da al patio. No puedo suspender esta asignatura.

En el pasillo reina el silencio, y es que ya todo el mundo ha salido hace unos diez minutos.

"Rubia" me habla a mis espaldas una voz tremendamente familiar. Antes de girarme ya sonrío como una imbécil. Es Daniel, y acaba de cambiar por completo mi estado de ánimo.

-Dani: ¿qué haces por aquí? -pregunta al llegar a mi altura

Caminamos juntos hacia la salida.

-Sara: acabo de salir de la revisión de un examen que está más que suspenso, voy de cabeza a la recuperación -pongo los ojos en blanco

-Dani: ¿Sara Martínez suspendiendo un examen? -frunce el ceño y posa una de sus manos en mi cintura

-Sara: efectos de una ruptura -confieso esbozando una sonrisa. Y dejo un beso en sus labios para quitarle importancia-. Aprobaré -aseguro-, ¿y tú por qué has salido ahora? -cambio de tema

-Dani: revisión de un trabajo -explica abriendo la puerta de cristal y cediéndome el paso-. ¿Tienes que ir a la cafetería para algo?

-Sara: no -niego saliendo al patio

-Dani: yo he quedado allí con Andrés, pero en cinco minutos estamos en el banco, ¿vale?

-Sara: vale.

Sonrío levemente provocando en él otra sonrisa, y me da un toque en la nariz con su índice antes de separar nuestros caminos. Todavía no soy muy consciente de lo que hablamos el domingo y parece que vivo en una nube constante.

Quiere intentarlo y yo voy a poner todo mi empeño en que salga bien; va a salir bien, estoy segura. Después de que me dijera aquella frase que se me ha marcado a fuego: "No sé si esto irá bien, Sara; pero te quiero. Te quiero y quiero estar contigo" y después de que yo lo asimilara un poco, hablamos sobre cómo debíamos manejar la situación.

Él necesita ir despacio y yo cuando se trata de nosotros nunca tengo prisa. Estos días apenas hemos tenido momentos a solas, pero con un par de besos al ir y volver del instituto, algunas de sus pésimas bromas que acaban en carcajadas y miles de miradas cómplices: estoy más que satisfecha. He pasado de no tener nada a tener esto, y ya es más de lo que podría pedir. Me quiere. Sigue teniendo sentimientos hacia mí a pesar de todo, y son tan fuertes que está dispuesto a olvidar lo ocurrido. Y yo qué voy a decir; creo que quedó bastante claro lo enamorada que estoy de él.

Necesita tiempo y espacio, pero a la vez necesita que hagamos planes juntos para recuperar y normalizar nuestra relación. No nos guarda rencor, ni a mí ni a Álvaro. Casi ha olvidado lo que pasó, pero no puede volver a tratarnos como antes de repente. Entiendo su postura y entiendo perfectamente lo que necesita, y estoy dispuesta a dárselo todo porque no se merece menos.

Mi mente no concebía que esto pudiera pasar. ¿Había soñado con ello? Joder, sí, prácticamente a diario; pero era solo eso, un sueño. Pensaba que era imposible que volviéramos a tener contacto, y ya el hecho de retomar nuestra relación... Para mí era impensable, esa posibilidad no existía, y míranos ahora. Aunque no tengamos la etiqueta de "pareja" colocada, estamos conociéndonos de nuevo. Es que no llego a creérmelo del todo.

Me contó también que, sorprendentemente, Álvaro y él hablaron sin apenas alzarse la voz. Las cosas van bien, van mucho mejor de lo que podrían ir, y estoy tan agradecida y tan feliz que casi no quepo en mí.

El banco se ha convertido en "los bancos" desde que decidieron hace unos días incorporar uno más. Éramos demasiados y algunos siempre se quedaban de pie.

Llegaste tú 2 || GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora