Capítulo 80.

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Viernes

Narra Dani.

-Dani: bro, llegamos tarde -repito por milésima vez abriendo la puerta que da a la calle

-Jesús: que sí joder, que sí -responde de mala gana colgándose la mochila del hombro

Suspiro y aprieto la mandíbula con fuerza. Últimamente no se puede mantener una conversación decente con él. Concretamente desde que lo dejó con Ana. De cinco palabras que suelta, mínimo dos son 'joder'. Lo dejaron el martes por la tarde, pero no ha querido hablar del tema. Ni conmigo ni con mis padres. Como si ya ellos tuvieran poco y como si yo no tuviera suficiente.

-Dani: deberías hablar conmigo, ¿sabes? -insisto cuando pasa por mi lado

-Jesús: no -espeta

-Dani: de puta madre -murmuro

Y cierro la puerta con fuerza tras nosotros.

-Dani: yo tampoco estoy bien Jesús -hablo cabreado- es más, si sigo entero es gracias a ti -admito- así que no me jodas -lo miro- no quiero que seas tú el que se rompa ahora

Asiente indiferente y me muerdo la lengua con rabia.

No hay manera.

Estoy agotado. Trato de llevarlo todo al día y se me hace muy difícil. Estoy intentando centrarme en los estudios, algo que parecía imposible. Además, estoy yendo todas las tardes a la autoescuela. El lunes fui con mi hermano y el resto de la semana he ido solo. Quiero sacarme el carné, pero principalmente voy para mantener mi mente ocupada.

La peor parte del día llega por la noche, cuando me tiro en la cama y mis pensamientos van a mil por hora. Me acuerdo de ella mucho más de lo que me gustaría y eso es algo que no puedo controlar. También, noche tras noche, barajo la posibilidad de cogerle el teléfono a Álvaro. Todos los días me llama y todos los días le cuelgo y, aunque me dé rabia admitirlo, se ha vuelto rutina. Es como si me pasara el día esperando a que me salte su llamada entrante para rechazarla. No sé. Puede que lo eche de menos.

Sara... Bueno. Sara lleva un par de días colándose en mis sueños y ese es el motivo por el cual no pego ojo. La primera noche que soñé con ella me desperté sudando. Estábamos en la playa y el sonido del mar se mezclaba con su risa. "Te quiero" me dijo; y después se esfumó. Todos los sueños que he tenido han sido similares: la escucho reír, feliz, para después desaparecer. Es irónico, pero supongo que mi subconsciente es más consciente que yo de que ya no está.

Ayer por la mañana, mientras desayunaba, estuve hablando con mi madre. Le dije que me sentía raro, porque siento una tristeza y un vacío inmenso pero al mismo tiempo no tengo ganas de llorar. La última vez que lloré fue el domingo, cuando Sara se fue de mi casa después de explicar públicamente lo que había pasado. "Llevas la pena por dentro cariño" afirmó, "pero el tiempo te curará". Esa frase me dejó pensativo durante horas, y es que tenía razón.

Me he dado cuenta de que en los días en los que no la veo la herida cicatriza un poco más. Lo que es una putada es verla y sentir cómo me arde el pecho. Lo comprobé el martes cuando apareció en el recreo. Esa tarde (la del martes) Ana vino a casa. Fui yo quien le abrió la puerta. Cruzamos dos fríos "hola" y enseguida salí hacia la autoescuela.

Llegaste tú 2 || GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora