Capítulo 85, I.

684 38 48
                                    

Narra Dani.

Bajo las escaleras a paso rápido y me termino la copa de un largo sorbo.

¿Qué has hecho, Daniel? ¿Por qué te has dejado llevar?

Mi mente trabaja a una velocidad vertiginosa. Sé todo lo que hay detrás de Sandra y Javier. Sé todo lo que esconden y sé cuáles son sus puntos débiles ahora mismo. Podría acabar con esto en un simple chasquido de dedos. Mónica se ha abierto en canal conmigo. Incluso me ha pedido perdón por todo lo que pasó entre nosotros hace un par de años. Ha insinuado que todavía siente algo por mí y ha intentado besarme. Ha intentado besarme y yo, obviamente, me he negado.

He hablado con Sara y he podido confirmar mis pensamientos: necesita que la perdone para poder perdonarse a sí misma. Después del momento Mónica estaba como un auténtico flan. Estaba agobiado y muy nervioso y casi no sabía reaccionar ante Sara. Tengo que hablar con ella. Quiero contarle lo que sé y quiero ayudarla, pero no es el momento ni el lugar.

Cuando me felicitó y Mónica apareció detrás de nosotros deseé desaparecer. Pude ver en su cara cómo daba por hecho que había vuelto con ella; con Mónica. Se quedó perpleja. Pude percibir el dolor que estaba sintiendo y no podía permitirme hacerle aún más daño por algo irreal. Jamás pensé que seguirla hasta el baño iba a traerme estas consecuencias. Jamás pensé que podría llegar a besarme. Jamás pensé que iba a afirmarle que toda mi indiferencia era forzada; que no podía olvidarme de ella; que estaba jodidamente enamorado de su persona. Quizás no hubiera ido tras ella si hubiera sabido todo esto. Quizás. Ahora solo puedo pensar en sus labios.

Mónica salió de mi habitación para decirme que no tenía por qué ser yo quien hablara con Sara si realmente no quería. Podía hacerlo ella o podíamos buscar otro medio. Pero no. Soy yo quien tiene que hacerlo. Quiero hacerlo. Confió en mí para contármelo y voy a ayudarla a solucionarlo tal y como le dije.

Si Mónica no hubiera aparecido, probablemente no habría pasado nada de esto. Yo habría cedido a darle un abrazo a Sara y después habríamos seguido nuestro camino, individualmente. Joder. Solo puedo pensar en sus labios. Sus labios y sus putos ojos azules clavados en los míos. Son las únicas imágenes nítidas en mi cerebro. Volver a su boca ha sido una dosis de realidad y de energía al mismo tiempo. La quiero. La quiero hasta lo más profundo de mí. Sigue despertando una parte desconocida de mi corazón cuando me toca. "Si me besa y no remueve no es para mí", y ella se ríe de esa frase cada vez que consigue contraer o relajar los músculos de mi espalda al rozarme.

He intentado pararla. He intentado separarme de su boca. Pero mi lado más irracional no podía controlar el deseo. Me he sentido completamente vivo después de un maldito mes. Solo quería acariciar cada parte de su cuerpo, y cuando he sido consciente de lo que significaba besarla de nuevo: le he suplicado que parara. Yo no podía parar, no quería. Me sentía como un náufrago muerto de sed y, sin duda, su lengua era agua.

Claro que me he planteado en este tiempo el hecho de volver con ella. Me lo he planteado mil veces, pero siempre descartaba esa posibilidad. Di nuestra relación por terminada la noche de aquella fiesta, y no tenía intención de retomarla. Nos hemos hecho daño y es imposible volver a empezar. Siempre vamos a tener algo que reprocharnos y, aunque me duela, no quiero eso en mi vida. Pero ahora que hemos vuelto a besarnos... ¿ahora qué? Ha reactivado hasta el último ápice de mis sentimientos hacia ella. Había conseguido enterrar parte de ellos. Seguían estando ahí, pero los había escondido en alguna parte de mi alma. Ahora no. Ahora todos están latentes en el lado izquierdo de mi pecho y, por si fuera poco, tengo una maldita erección.

Voy directo a la mesa del alcohol y me echo mi próximo Ron-Cola, bien cargado. Estoy cabreado conmigo mismo. Soy imbécil. Busco a mi gemelo entre la gente, fingiendo una falsa sonrisa para aquellos que me miran mientras se divierten en mi honor. Ahí está. Con Ana.

Llegaste tú 2 || GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora