Capítulo 15

336 23 10
                                    

Con un poco de retraso pero... ¡¡AQUÍ ESTÁ!! Disfrutadlo 🥰✨


Durante unos minutos solamente se escuchan nuestras respiraciones, los besos y algún que otro jadeo mientras nuestras manos tratan de recorrer el cuerpo del otro. Por primera vez en mucho tiempo noto ese hormigueo por todo mi cuerpo, esa sensación de falta de aire pero que te hace querer más. Y no paramos, nuestras bocas se funden haciéndome de una manera que me parecía imposible después de Lara pero que por suerte no lo ha sido. Mi corazón late a un ritmo que aseguro que no es nada sano y temo porque salga de mi pecho, no sé si es el calentón de la situación o las ganas que tenía de saborearla, pero es una de las mejores sensaciones en mucho tiempo.

Pero, cómo no, algo debía interrumpir. Mi teléfono empieza a sonar y, aunque intento ignorarlo, Hera me termina convenciendo de contestar la llamada. Me quito de encima de ella y ambos nos sentamos en el sofá uno al lado del otro mientras me estiro a coger el puto móvil de la mesa.

—¿Qué quieres? —pregunto borde llevando el aparato a mi oreja.

—¿Interrumpo? —pregunta mi padre burlón.

—No jodas, ¿qué quieres?

—Este fin de semana es el cumpleaños de tu prima, ¿compraste ya todo?

—No, iré un día de estos.

—Deja de hablarme con ese tono, niño —dice haciéndome rodar los ojos.

—Iré mañana, ¿sí?

—Ahora cuéntame lo de Lucas porque he estado a punto de reventarle las costillas por dañar a mi pequeño.

—No quiero problemas, iba puesto, ya está. Se le pasará.

—No funciona así, ya te lo he dicho.

Ruedo los ojos de nuevo, cansado del tema. Es cierto que no es la primera vez que pasa, que Lucas alguna vez ya se ha pasado conmigo o con Marc y quién sabe si con alguien más, pero de alguna manera quiero justificarlo. Quiero convencerme de que este tipo de situaciones son por culpa de todas las drogas que toma de vez en cuando y que aquel chico que conocí cuando tenía doce años continua ahí. Sin embargo, todo el mundo parece saber qué tengo que hacer y decirlo les resulta verdaderamente sencillo, pero, ¿serían capaces de poner una renuncia a alguien con problemas que mañana se arrepentirá de lo que ha hecho? Sí, quizá mañana será tarde, el daño ya estará hecho y no habrá vuelta a atrás, pero, aun así, no deseo que mi amigo, mi hermano, tenga problemas, mucho menos por mi culpa. Así que sí, estoy hasta los huevos de Lucas y esta ha sido la última pero no quiero tener que oír constantemente lo que debo hacer, más que nada porque por mucho que me lo digan ya tengo mi decisión tomada. Con el paso del tiempo, esto solamente será un mal recuerdo de mi juventud que no definirá el resto de mi vida.

—¿Quieres hablar de esto? Háblalo con mamá, yo no quiero saber nada del tema.

Sin darle tiempo a contestar nada, cuelgo la llamada y miro a la chica a mi lado.

—No te pongas así, es normal que se preocupe por ti. Es tu padre.

—Estoy hasta los huevos de este tema. Tengo veintidós años, no necesito que vayan detrás de mí como si fuese un crío.

—Luego lo echarás de menos —dice con un deje de nostalgia.

—Cuéntame de ti, no quiero seguir con la pelea.

—No hay mucho, tengo dieciocho años, soy de Sitges, estudio empresariales y poco más —dice encogiéndose de hombros.

—Ahora sería genial que me contaras algo que no sepa. Por ejemplo, si tienes hermanos, qué es de tus padres, que te ha traído a estudiar aquí...

—Tengo una hermana pequeña, mis padres están juntos y me vine hasta aquí porque necesitaba un cambio de aires —dice, sin muchos detalles— Ahora te toca a ti.

Yo le cuento lo mismo, sin detalles sobre mis padres porque realmente no considero que haya la suficiente confianza como para decirle que Ginger no es mi madre biológica, aunque tampoco lo considero un dato relevante ya que, a fin de cuentas, es mi madre. Sin saber muy bien cómo acabamos hablando de cuando estaba en el instituto, me confiesa que sufrió bullying durante un tiempo por un error que cometió y yo intento convencerla de que, fuese lo que fuese aquel error, nadie merece sufrir un acoso por culpa de nadie. También hablamos de su timidez cosa que la pone nerviosa y se justifica diciendo que jamás ha sido muy sociable pero que desde aquella dura etapa siempre le ha costado más confiar y abrirse a nuevas experiencias.

Y ojalá nunca nadie tuviera que verse en ese tipo de situaciones. Ojalá el acoso escolar o de cualquier otro tipo estuviese erradicado y las personas dejasen de juzgar a las demás como si tuvieran cualquier tipo de derecho a hacerlo, como si fueran algún tipo de dioses capaces de determinar quién merece respeto y quién no, como si fueran personas con poderes para decidir vulnerar y denigrar la dignidad de cualquier ser humano. Nadie merece ser rechazado por la sociedad porque alguien lo haya decidido así y, por mucho que la gente no ría las burlas, mirar hacia otro lado seguirá permitiendo que muchas personas padezcan enfermedades mentales, trastornos o incluso lleguen a quitarse la vida porque, mientras decides hacer oídos sordos a aquellos comentarios y apartar las miradas a esos actos, estás permitiendo que sigan jodiendo la vida de personas que no lo merecen. Estás dando un poder y un derecho a alguien que no lo merece.

Pensar que, de alguna manera, ella sufrió tanto, me duele en lo más profundo de mi ser y solamente me hace querer volver hacia atrás, a esa época, y evitar que pase por esa mierda. De alguna manera me siento identificado, cuando era más pequeño era un niño con algunos kilitos de más que provocó que durante un tiempo un grupo de niños sin conciencia de sus actos se dedicaran a joderme un poco la vida ¿Por qué? Porque jamás nadie les había dicho nada, porque nunca les habían dicho que criticar a alguien por su físico no estaba bien, y cuando mis padres hablaron con la profesora al principio lo catalogó como bromas de niños sin importancia, pero siguieron y me agotaban, me quitaron las ganas de ir al colegio. Y menos mal que lo mío solo fueron comentarios acerca de mi peso, que jamás me pegaron, me alejaron de mis compañeros y compañeras o me incitaron a la muerte como en muchos otros sitios sí sucede. Quiero pensar que, a pesar de esa mierda, he tenido suerte. Suerte de no haber dejado que me afectase, de haber rehecho mi vida, de haber salido adelante, de haber tenido una familia en la que apoyarme. Y eso mismo le deseo a todas las personas que se ven en estas situaciones: que tengan la suerte de tener una familia como la mía.

Imposible dejarlo correr [TMC#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora