Capítulo 14

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Durante un rato mi madre y ella se enfrascan en una conversación acerca de dibujos, pintura y cosas así que a mí no me interesa así que me dedico a ojear mis redes sociales. Al final ha resultado que mi chica inocente ha congeniado genial con mi madre y toda la timidez ha sido echada a un lado cuando han hablado cuatro frases sobre un tema que vuelve locas a ambas. Yo hablo con Marc que me dice que va a quedarse hasta tarde en la habitación de la rubia por lo que le propondré a Hera quedarse en mi casa cuando mi madre se vaya.

La verdad es que ambas se ven preciosas hablando de lo que les gusta, se les nota interesadas cuando hablan de trazos, colores, pintores o estilos, sus ojos brillan y los labios de mi morena se mueven de una manera enigmática que te atrae hasta que, aparte de no poder dejar de mirarlos, te hace querer besarlos hasta desgastarlos. De manera inevitable, se me seca la boca cuando la recorro con la mirada, lleva el pelo suelto y algo alborotado, una de sus ajustadas camisetas de tirantes que deja que se marquen sus pechos debido a la falta de ropa interior y un pantalón de chándal gris claro que juraría que le hace un culo perfecto.

Mi madre se levanta diciendo que va preparar café y yo me quedo a solas con ella quien se pone nerviosa al recordar el dibujo.

—Así que dibujándome... —digo, con la única intención de ponerla más nerviosa.

—S-se suponía q-que no lo tenías q-que ver —susurra sonrojada.

Sin poder ni querer evitarlo, una carcajada sale de lo más profundo de mí y es que esta chica me trae loco. No sé qué es lo que tiene, pero verdaderamente me cautiva, es como si toda la atención se la robara cuando está cerca. Todo deja de importar. Y cuando tartamudea juro que quiero llenarle la cara de besos hasta que nos cansemos porque es la persona más tierna que conozco.

Es preciosa y jamás me cansaré de decirlo. Físicamente podría volver loco a cualquier persona que le atraigan las mujeres, quizá no tiene el cuerpo de un ángel de Victoria's Secret pero con todo lo que desprende te hace imaginártela en mil posiciones, pero es que cuando la oyes hablar... Es como si te envolviera en sus palabras creando una preciosa melodía que hace que sus labios te hagan sentir elevado del suelo, como si flotaras, y cuando sus ojos brillan siento que se me acelera el corazón. Tiene un toque atrevido que de vez en cuando saca involuntariamente y que me atrae, pero no hay nada más bonito que oírla hablar de lo que le gusta, de sus libros, de su música, del cine, del dibujo o simplemente mirarla mientras hace cualquier cosa. Todavía recuerdo cuando le expliqué contabilidad hace poco más de una semana, sin ser consciente me quedaba mirándola resolver ejercicios, concentrada, y ella me sonreía tímida cuando me pillaba haciéndolo.

—No tienes café —dice mi madre, sacándome de mis pensamientos.

—Sí hay, en el armarito de al lado de la nevera.

—Es soluble —dice haciendo una mueca de asco.

—Oh, yo te preparo un café que te encantará —dice Hera poniéndose en pie.

Sí que le hacen buen culo los pantalones, sí.

Coloco mi miembro de una mejor manera dentro de mi ropa interior cuando noto como me he excitado al imaginármela sin los pantalones. Unos minutos después aparecen las dos con tres vasos de café helado que me llama a gritos. Mi madre lo prueba y un gemido placentero sale de sus labios haciendo a la morena sonreír complacida, Gin le agradece y le pide que, por favor, le comparta como hacerlo por lo que comparten número y aseguran escribirse más tarde.

Joder, tiene más confianza con ella que conmigo.

La verdad es que el café está realmente bueno y en cuestión de segundos me lo he acabado por lo que ambas me miran de manera desaprobatoria porque, según dicen, así no se saborea lo suficiente. Tonterías. Después de eso, mi madre se va porque ha quedado con mi padre, pero asegura que le va a contar lo que ha pasado, y tras agradecer a Hera el café, la charla y cuidarme, al fin nos deja solos.

—Marc me ha hablado, dice que se quedará hasta tarde con Ela.

—Tú amigo me está alejando de mi mujer —dice, fingiendo estar dolida mientras lleva una mano a su corazón.

—Tu mujer me está alejando de mi amigo —corrijo haciendo que ría— Te puedes quedar aquí, si quieres.

—Gracias —dice dejando un beso en mi mejilla.

Pasamos el resto de la tarde sin hacer nada, bueno, yo no hago nada y ella estudia en silencio por lo que decido no molestar y entretenerme mirando cualquier cosa en mi móvil. De vez en cuando suspira frustrada y yo sonrío al verla.

—Deja de estudiar ya —le digo cuando pasan dos horas y media.

—¿Me ves cara de poder dejar de estudiar? —pregunta borde, haciéndome reír.

—Tu cerebro no está cogiendo bien la información, necesitas un descanso.

—¿Me estás llamando tonta, Jack? —pregunta, mirándome por encima de las gafas.

—No, pero es un hecho. El cerebro se satura y deja de recibir información después de mucho tiempo.

Ella rueda los ojos, pero me hace caso y deja los papeles encima de la mesita. Decidimos poner capítulos de Rick y Morty mientras ella se queja de que la serie no vale nada por lo que la miro ofendido.

—Venga ya, me dirás que es buena... —dice.

—Obviamente, lo es.

—No vale nada —dice rodando los ojos.

—A que te vas a la residencia —bromeo y ella me mira indignada.

—Vale, vale, me voy —dice levantándose del sofá y cómo puedo me intento levantar.

Le cojo por la muñeca y la siento de nuevo solo que esta vez encima de mí. Tiene una rodilla a cada lado de mis piernas y mis manos descansan en su cintura mientras la miro fijamente a esos ojos que me tienen loco. Ella mira mis labios y humedece los suyos con su lengua haciendo que los mire. Me acerco lentamente, buscando alguna señal que me haga parar, pero, al no recibirla, llevo una de mis manos a su nuca y la atraigo a mí uniendo nuestras bocas. La beso suavemente y ella corresponde, sus labios son los mejores que he probado en mucho tiempo, y cuando nos separamos para coger aire vuelve a lanzarse sobre mí, lamo su labio inferior y meto mi lengua en su boca mientras ambos nos pegamos más al otro si es que es posible. Cuando volvemos a separarnos sonríe y yo la tumbo sobre el sofá quedando encima de ella, sí, cualquier rastro de dolor ha desaparecido de mi cuerpo, lamo su labio de nuevo y tiro de él con mis dientes, arrancándole un gemido. Me declaro adicto a ella.

Imposible dejarlo correr [TMC#3]Where stories live. Discover now