XI

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•Advertencia: Contenido sexual explícito

      Doflamingo despertó en una exquisita mañana. Abrió sus ojos gentilmente, y movió con lentitud cada uno de sus músculos que yacían entonces en su enorme y cómoda cama.

      Se miró al gigantesco espejo que tenía y se sonrió. Tomo sus características gafas y se puso de pie. Se quedó un momento a contemplar su bien trabajado cuerpo. Su ego, usualmente muy alto, había aumentado un poquito más al verse reflejado en aquel espejo.

     Llevaba tan sólo ropa interior, cuando entró a su ducha personal. Se despojó de su única prenda, dejándola en una cesta y procedió a ducharse.

      Siempre estaba muy bien depilado, así que se ahorraría ese paso el día de hoy. Puso un poco de shampoo en su mano, y lo llevó a su cabello. Frotó su cuero cabelludo usando la yema de sus dedos, mientras el agua se deslizaba por su cuerpo.

      Al acabar, dejó que el agua se deshiciera del producto. Procedió a verter un poco de crema de baño en una esponja. La pasó primero por su cara, siguió por su cuello. La frotó muy bien en su pecho, y brazos. Con algo de esfuerzo, pronto deslizó la esponja por toda su espalda.

      Llegó hasta sus glúteos y se detuvo antes a verter más líquido en la esponja, luego pasó a sus genitales. Acabó con sus piernas y pies.

      Dejó que el agua callera por todo su cuerpo, acompañando con las manos, para eliminar los rastros de la crema de baño. Salió de la ducha y comenzó a secarse con una toalla blanca.

      La pasó con cuidado por cada rincón de su anatomía, al estar completamente seco, se vistió con una bata. Desempañó con su mano el espejo, para aplicarse una mascarilla color negro.

      Al acabar, fue a sentarse en un sofá que tenía, a juego con la extravagante habitación. Agarró de la mesa de luz su corta uñas.

      Cortó una por una las uñas de sus pies. Luego, las limó. Las uñas de las manos, le limitó a quitarles algo de tamaño y darles forma con una lima.

      Palpó la palma de su pie, esaba ligeramente áspera. Se hizo con una lima para pies, a los minutos eliminó todo rastro de piel muerta acumulada. Sus pies volvieron a quedar suaves.

      <¿Cómo será el agente?> pensaba el mayor de los hermanos Donquixote. Sólo podía imaginárselo como un hombre muy sexy.

      Luego de comprobar que su mascarilla estaba seca, se la removió. Tan sólo bastaba con tirar un poco de la fina capa creada. Tocó su piel, estaba suave y limpia.

      Era tiempo de una elección importante; su ropa interior. Miró varias, el rosa le parecía en extremo sexy y competía ahora mismo con el blanco.

      Lo meditó un tiempo más hasta decantarse por el rosa, a pesar de que todas sus prendas acabarían en el suelo, le hacía feliz seleccionarlas con cuidado.

      Se colocó sus aros de oro. Uno en cada oreja, brillaban. Procedió a elegir su ropa entonces. Optó por unos formales pantalones de vestir de color beige. Acompañó el pantalón con un cinto negro con evilla dorada.

      Por dentro del pantalón, una camisa rosa claro, completamente lisa, con botones blancos, desprendida arriba, dejando al descubierto su pecho.

      En la zona descubierta, puso una cruz de oro, que hacía juego con sus pendientes y su evilla. Se miró al espejo, a veces no entendía cómo podía alguien ser tan hermoso. Una sonrisa arrogante se dibujó en su cara.

      Su cabello ya había secado. Se colocó una deliciosa colonia Ralph Lauren, unos zapatos de vestir negros, su abrigo de siempre y salió de la habitación.

CicatricesWhere stories live. Discover now