XXV

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      Faltaban dos días para la fiesta. Pero algo más grande que eso se estrenaba en el día de la fecha: el primer casino en la historia de Flavence, Rainbase, estaría oficialmente abierto de hoy en adelante.

      En el exterior, era algo increíble, una novedad. Pero en el bajo mundo, las cosas estaban mucho más movidas; pues, la potencia del bajo mundo, quién, junto a Kaido era la persona con más influencia del ambiente, mostraría su cara por primera vez. Ese era Crocodile, que había decidido abandonar el anonimato de una vez por todas.

      Esto no había sido desaprovechado por Kaido, que junto a una extraña mafia le había propuesto a Crocodile un nuevo negocio. Este último se encontraba ahora mismo en su nuevo casino, dándole la bienvenida a un sin fin de personas; algunas con poder político, otros con poder adquisitivo, algunos reporteros curiosos, habitantes de pueblo, policía; todos eran bienvenidos.

-Te la estás pasando bien, ¿Verdad? - sintió como una voz familiar le hablaba detrás suyo.

-Sí, ya he tenido varias propuestas... Algunas más raras que otras. - rió Crocodile. Era raro como su propia pareja le hablaba tan distante en público, realmente era un fastidio ocultar la relación.- Pero hay una en especial que me llamó la atención.

-¿A sí? ¿Y se puede saber de qué trata? - preguntó curioso el rubio, pero la respuesta que oyó le borró la sonrisa de la cara. -Y no lo vas a aceptar, ¿Verdad?

-No sé, pensar ahora me agobia. - respondió con simpleza sin percatarse del cambio de humor de su novio.

-Crocodile, me entero que has aceptado y te juro que vas a conocer mi faceta como policía al cien por ciento.

-¿A sí? - provocó divertido el azabache, hasta que volteó a ver la cara de Doflamingo. Ahí se percató de que iba en serio, para ser justos, nunca lo había visto enojado, pero podía sentir que lo estaba. - Oye, ¿Estás bien?

-Perfectamente. Sólo piensa en lo que dije. - sentenció el rubio antes de esfumarse, dejando al hombre de la cicatriz muy confuso.

-¿Cómo va la todo? - saludó Mihawk.

-¿Detective? No esperaba verlo por aquí hoy... - respondió Crocodile, ¿Debería estar asustado acaso? Todo lo que sabía es que ese hombre no le inspiraba confianza.

-Sí, bueno, pensé en sacarlo a algún lado, está muy raro últimamente. - dijo mientras señalaba con la cabeza a Shanks, que estaba hablando con otras personas.

-Entiendo, bueno, siendo sinceros, ese mal gusto por la ropa es algo preocupante - río Crocodile, viendo como el pelirrojo llevaba una camiseta blanca lisa, una chaqueta de jean, unos vaqueros y un pañuelo en el cuello.

-Sí... Siendo justos, creo que nosotros somos los raros aquí. - observó Mihawk las vestimentas casi victorianas de ambos.

-Bueno, eso también es cierto. Si me disculpas, me acabo de acordar que tengo algo que hacer. - se despidió Crocodile.

      El azabache esperó pacientemente a que el detective le quitara la vista de encima a Shanks. Pues tenía algo que preguntarle, pero no quería parecer sospechoso. Sin embargo, eso parecía no suceder nunca y ya se estaba agobiando.

      Vio entonces como un chico de cabello verde se acercaba a hablarle. Luego de unos minutos, el detective se había metido por completo en la conversación y era hora de actuar.

      Caminó despreocupadamente hasta el pelirrojo, y allí le dijo que le iba a mostrar algo. Una vez se alejaron lo suficiente, Crocodile lo empujó a al depósito de limpieza y cerró la puerta.

CicatricesWhere stories live. Discover now