-Me sorprendes, Eustass-ya. A la gente de nuestra edad, yo incluído, no le interesan cosas como política, economía y todo eso.

-La gente de nuestra edad, yo incluído, no sabe abrir cadáveres para ver cómo murieron. - rió Kid. - Oh, casi lo olvido, a pesar de que las armas son una de mis pasiones, hoy especialmente no tengo ganas - dijo Kid alzando los hombros.

-Ni a mí. Puedes contarme cosas de ti mientras llega la hora de cenar con mis padres. - animó Law, con suerte, recibiría datos acerca de la cautivadora marca que impregna la espalda del pelirrojo.

-No, mi vida no es muy entretenida - suspiró rompiendo las esperanzas de Law. - Además, recién son las diez de la mañana.

-Hay una feria en la plaza Greenhouse. Si quieres vamos. - invitó Law

-Claro, vamos. Aunque dejé mi moto en tu garage así que toca caminar

      Después de caminar por unos cuantos minutos, llegaron. La plaza Greenhouse estaba en el centro de la ciudad. Estaba llena de árboles y pequeños jardines. Actualmente, todos los árboles tenían preciosos tonos en cobre, naranja, rojo, amarillo, dorado, café, y una variedad extensa en el marco de los colores cálidos.

La feria, hacía juego con el ambiente, cada puesto estaba decorado con colores otoñales.

      Recorrieron el lugar hasta detenerse en un pequeño puesto. Lo atendía un hombre muy raro, que parecía tener una especie de 3 en su cabeza. Ninguno de los chicos comprendía cómo el hombre lograba mantener parada esa figura tan inestable sobre su cabeza

-Oye, Trafalgar. Debería comprarle algo a tus padres, ya que voy a cenar.

-Eustass-ya, eso es extraño. Creo que dejó de hacerse como hace tres siglos.

-Se llama cortesía, Trafalgar. Así que ayúdame a elegir las cosas, que los conoces mejor.

-Hmm... A Cora-san le gusta el licor. Y a Doflamingo-ya... Probablemente el chocolate amargo.

-¿Por qué le dices así? ¿Sigues enojado por ese tal Vergo?

-Sí. - dijo sin más Law, para luego poner su atención en un pequeño llavero. - Mira, esto se parece a tu cabeza - dijo señalando el objeto; era una hojita de liquidámbar esculpida en algún material parecido a la arcilla.

-Trafalgar, todo se parece a mi cabeza aquí - dijo Kid algo molesto al contemplar su alrededor.

-Te lo voy a comprar. - anunció el moreno y sin esperar respuesta alguna, agarró el llavero y lo pagó.

Kid hizo lo mismo con un chocolate artesanal de 80% cacao y lo que parecía ser un licor de naranja.

El pelirrojo tomo su regalo y lo colocó en una argolla rodeada de al menos cuatro llaves.

-A ti no te voy a comprar nada, que lo sepas - le advirtió el ojiámbar.

-Lo sé - dijo Law alzando los hombros con indiferencia.

      El día continuó con normalidad. Dejaron los regalos en casa de Kid, y fueron a almorzar al restaurante donde habían encargado comida la noche anterior.

      Kid le habló de las ideas de la libertad y demás. A Law le pareció curioso, pronto notó que simpatizaba con esa idea, incluso se estaba planteando trabajar en algo.

      Por otro lado, Doffy estaba al teléfono, había marcado al número del agente. Se mantenía imperturbable aunque se estuviera jugando esa tercer coordenada que tanto necesitaba.

-¿Hola? - pudo escuchar la voz de siempre a través del teléfono.

-Agente, tanto tiempo - dijo Doffy con su habitual soberbia.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora