Capítulo 8:

867 80 0
                                    

-Hagamos un trato, no más mentiras. Yo respetaré tus silencios y aguardaré aunque la curiosidad me mate, esperaré a que estés lista para hablar, prometo escucharte hasta el final, guardar silencio si es necesario, llorar o reír contigo. Ofrecer mi hombro, mis puños o mi vida. ¿Harás lo mismo por mí?

-Es un trato, que el día que se rompa nuestra amistad también lo haga -se corta el meñique con una navaja y con una promesa de meñiques con sangre sellamos una vez más una promesa. Francky se recuesta con dificultad en la camilla y me sonríe mientras tomo su mano. Odiaba ésto, recordar lo que mis ojos vieron en aquél rincón de mugre y pestilencia...

Despierto bañado en sudor, los recuerdos de aquel día así como muchos otros que marcaron mi existencia son la razón por la que exigí ese trato, esa promesa de sangre, aunque poco higiénica pero importante.

Miro mi teléfono, son a las 3:00am solo dormí media hora y eso fué lo único que conseguí, un recuerdo hecho pesadilla atormentándome.

Frente a la casa de Franck me pregunto si lo mejor sería avisar que estaba esperando hace horas afuera o entrar, tenía una llave así que no sería problema. Mentalmente repaso los pros y contras de avisar de mi presencia.

Si aviso ella puede lanzarme agua, una maceta, cerrarme la puerta en las narices cuando éste dentro, golpearme, esconderse, ignorarme... La imaginación de Franck para éstas cosas es mas grande así que no podría adivinarlo.

Decido entrar sin previo aviso. Caminé en silencio hasta su habitación y toqué hasta que abrió.

-¿Que haces aquí?

-Tenemos que hablar, no sabía si avisar que estaba afuera de tu casa o entrar. Estando afuera corría peligro, pues tu podías lanzarme cosas a la cabeza desde un ángulo prometedor y dentro podrías ignorarme, golpearme o esconderte.

-De verdad que eres estúpido, para arrojarte cosas a la cabeza no necesito esta en el segundo piso, puedo hacerlo de frente tuyo, ¿no pensaste que puedo hacer todo aquello que me dijiste si entras?.

-Es por eso que es inútil pensar en lo que tu podrías hacerme ya que nunca puedo adivinarlo, sólo afrontarlo.

-¿Que haces aquí? No me vas a convencer de nada con tus palabras, si no quieres hablar dímelo, di que necesitas tiempo, dime que es lo que quieres que haga y no me dejes como estúpida frente a los demás.

-Perdón. La verdad es que me gusta Summer.

-Lo sé.

-Sé que lo sabes, lo que hice fué obvio hasta para mí.

-Lo sé desde hace mucho.

-¿Qué?

-Tus padres me pidieron que averiguara la razón por la que siempre te vas en el subterráneo a la escuela. Sabía que no tenía que meterme así que lo que dije es que te ayuda a pensar y los convencí de que es bueno que a veces interactúes con el exterior. Un día tenía que comprar un par de cosas pero se me había hecho tarde, fuí a la primera tienda que encontré y te vi salir del subterráneo, me iba a acercar a ti pero me detuve porque había algo extraño, parecías ir persiguiendo a alguien con la mirada, fue involuntario voltear a ver hacia donde tu mirabas y vi a una chica con un vestido azul, y la mochila negra con una flor grande en la parte alta.

>> No la reconocí, pero tu parecías interesado así que lo dejé pasar creí que solo era una alucinación mía, llegué por mi cuenta a la escuela y vi a la chica que seguías, era Summer. Supuse que era muy pronto para hacer conclusiones pues sólo era una hipótesis sin ningún argumento lógico, tal vez era coincidencia. No podía hacer mucho para comprobar lo que suponía así que a observación fué mi aliado y pues me di cuenta de que eras algo obvio, cada que tu la miras tus ojos cambian<<.

>> Cuando estás felíz tus ojos son de un color azúl celeste profundo, como los de tu padre pero al rededor de la niña es verde esmeralda, cuando tus ojos son neutrales es difícil ver cual es el color que sobresale, sin embargo cuando tú estás triste, enojado, o incluso nervioso, tus ojos son esmeraldas profundos, como un gato y al rededor de la niña es azúl celeste. Todo sentimiento contrario a la felicidad hacen que tus ojos sean verdes y cada que estás con ella tus ojos son muy verdes, es tu nerviosismo el que hace que estés así, tenso<<.

-Creí que al menos eso tenía oculto, sabes, perdón, sé que estás molesta.

-No lo estoy, no contigo. Estoy molesta conmigo, no quería que descubrieras que sabía el único secreto que me habías guardado, sabía que era importante para ti. Ha de ser algo complicado que haya una chica que sepa todo de ti.

-Entonces, ¿estamos bien?

-Estamos bien -me acerco y la estrecho en mis brazos- pero la próxima vez que me hagas lo que hiciste hoy te mato.

-Vale, tienes mi permiso.

Estúpido prodigio #IIIDove le storie prendono vita. Scoprilo ora