Capítulo 6

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Narra Tobías

Bajé las escaleras con el celular en la mano.

Me acababa de instalar en la habitación de invitados y Alan me había llamado para que hablara con Luz sobre algo importante. Seguramente era lo de Manuel, la había escuchado hablar por teléfono con un inspector. No había visto a Ariadna en el resto de la tarde, se había encerrado en su habitación.

Iba a entrar en el salón cuando el timbre de casa sonó.

Será el pizzero.-- dijo Alan desde el sofá.-- Voy a por el dinero, ve abriendo.

Retrocedí varios pasos y abrí la puerta. Un hombre de mi misma estatura, vestido todo de negro con cadenas de metal y con el pelo despeinado me miró con arrogancia.

Se podía ver con claridad los tatuajes de sus brazos y llevaba varios piercings en las orejas.

Parecía que fuera vestido para una película.

Miró al número de la puerta.

Es el 560. Si yo no me he equivocado, ¿quién sos?-- dijo.

Hola, soy Tobías. ¿En qué puedo ayudarte?-- contesté con modales. A diferencia del punki que tenía en frente, yo sabía comportarme.

Tobías, ¿eres el niñero de Alan?--respondió con otra pregunta y pasó por mi lado.

Sí claro, pasa no te preocupes. En fin, soy el niñero de Alan que más dará ignorarme.

No, no lo soy, pero si no te marchas llamaré a la policía.-- le comenté.

Wow, tranquilo hermano. Vengo en son de paz a por mi chica.--habló.

Oh no. Por favor no.

No tenemos cambio espero que le...¿Leo?-- Alan dejó de andar. Traía un billete en la mano, pero lo escondió con un movimiento de brazo.

¿Este era Leo?

¿De verdad Ariadna se había rebajado a esto?

Por lo menos podría haberse buscado a un chico lindo.

Hola, cuñado. Busco a tu hermana.-- le sonrió.

Uno, no me llames cuñado. Dos, ¿por qué? ¿A dónde vais?-- preguntó.

Nada, a dar una vuelta por ahí. Una fiestecita.-- Alan enarcó una ceja.-- No la pasará nada, yo la cuido.

¿Cuidarla? ¿Acaso sabrá lo que significa eso?

Creo que no es un buen día para salir. Mañana hay clase y lleva un día muy largo.-- dijo Alan y Leo dejó de sonreír.

Mira Alan, hoy no es de mis mejores días. Hazme el favor de no molestarme y vete a hacer algo para entretener ese cerebro de friki que tienes porque no sé para que lo utilizas si no es para meterte en los asuntos que no te llaman. ¿No tienes amigos? Ah, no, es verdad. Que nadie quiere ser tu amigo.-- siseó.

¿Pero ese hombre quién se cree que es?

Oye.-- le puse una mano en su hombro.-- No hace falta que le trates así. Que él tenga cerebro para pensar y vos no, no es su culpa. Es decir, no tendrá tus pintas de macho alfa, pero seguro que a la hora de pensar las cosas con sentido te gana por goleada.

Parpadeé varias veces y frunció el ceño.

Yo sigo sin entender por qué sigues acá. ¿Hace falta que te muestre la salida?-- me comentó.

No, tranquilo. Me conozco esta casa mejor que vos. Y para tu información, vivo acá.-- le sonreí y miró a Alan.

¿Habéis contratado a un ama de casa? Pensaba que esa era Luz.-- le habló a Alan.

Ariadna, ¿Qué Hiciste?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora