Capítulo 4

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Narra Tobías

Alan me dejó pasar con una leve sonrisa.

¿Se ha tranquilizado?-- pregunté.

Podríamos decir que sí.-- contestó y le seguí hasta la cocina.

Eso no me daba buena espina.

La encontré sentada en la encimera de la cocina mientras daba pequeños golpes al vaso de cristal.

Al escuchar mis pisadas lo apretó con fuerza. Luz se acercó a ella y se lo quitó de las manos.

Sabemos todos que su intención era lanzarme el vaso.

Bien, ahora que todos estamos relajados.-- dijo Luz, Ari resopló.-- Hablemos como personas civilizada y no como animales asalvajados.

Me apoyé en el marco de la puerta. Mejor estar alejado por posible intento de asesinato.

Ella estaba de lado, podría observar su perfil perfectamente. Su semblante estaba serio y sabía que en su cabeza se disputaba un duelo mental.

Que fascinante sorpresa Sáez, ¿qué te trae por Buenos Aires después de dos años desaparecido?-- me sonrió falsamente mirándome de una vez por todas.

Levanté una ceja.

Sé que no cumplí la promesa, Ariadna.-- contesté y abrió la boca interrumpiéndome.

No. ¿Enserio? Wow, no me había dado cuenta. Por lo menos no toda tu inteligencia no se fue a la mierda, pensaba que ya estabas perdido.-- me habló.

Ariadna, te estás comportando como una autentica niña de 5 años. Déjame explicártelo todo y lo entenderá.-- la pedí y di un paso hacia delante.

Ella se levantó de la silla y me encaró.

¿Por qué debería de escucharte?-- habló.-- No tienes nada que explicarme, no cumpliste la promesa, te marchaste con Sandra y no viniste al funeral de mi padre, entre otras cosas.

Uno, la promesa se me complicó. Cuando murió Purre mis padres no quisieron volver, están huyendo de todo esto. Yo comencé a trabajar y a estudiar, no pude hacer nada.-- le dije.

¡Que empiecen a madurar por Dios! Son más adultos que ambos y lo único que hacen es huir de la realidad. ¡MIS PADRES ESTÁN MUERTOS Y PUNTO!-- habló gritando.-- ¿Qué quieren? ¿Me hago bruja y los resucito? No se puede y no se podrá nunca.

¿Va a interrumpir cada cosa que diga?

Ariadna, mis padres tienen sus cosas. Créeme que opino lo mismo que vos, pero ellos van más despacio y no puedo hacer nada.-- comenté.

Eres adulto Tobías, podrías haber venido cuando quisieras. Ellos no tienen control sobre vos, pero hiciste caso a tus padres.-- contestó con su voz fría.-- ¿No puedes ir en contra de las normas por una vez en la vida?-- y se giró para marcharse.

Oh no.

La tomé del brazo con fuerza, su piel se erizó ante mi contacto, y la obligué a mirarme.

No tienes derecho a decirme eso siendo vos la persona que les pidió que me apartarán de tu lado.-- se quedó estática. No quería soltarlo de esa manera.-- ¿Qué pasa Ari? ¿Pensabas que no me iba a enterar?

¿Qué?-- habló después de mucho tiempo Alan.

Ni me acordaba que Luz y él estaban presentes.

Pasa que Ariadna les pidió a mis padres que me alejaran de ella. Caducaron mi pasaporte a propósito, tardé meses en renovarlo porque, qué casualidad, siempre me cancelaban la cita. Ahí no pude viajar porque obviamente no estaba documentado. Un tiempo después fue el funeral de Purre, mis padres no me avisaron. Les pregunté día tras día cuando era, y nunca me dieron una respuesta. Por eso no vine, me dijeron otra fecha que no era y se marcharon sin mi hermano y sin mí.

"Me impedían salir del país, incluso llegaron a detenerme. No pude hacer nada. Un día que mi padre no estaba y mi madre se estaba duchando, tomé su celular y leí vuestra conversación. Vos la pedías que me alejara y yo simplemente hice más sencillo el proceso. -- dije.-- ¿Y todo por qué? ¿Por qué te engañé con Sandra cuando no era real? No me dejaste explicarme. Me bloqueaste sin saber la otra parte de la historia. ¿Querías demostrarle a Luz y a Alan que era una mala persona?"

No...-- susurró.-- Yo no...Tobías. Mira..es que...

¿Acababa de bajar sus defensas o es mi imaginación?

¿No qué? No puedes venir y culpable de algo que vos les pediste. Yo simplemente lo acepté y te hice caso porque por algo les suplicaste que me alejaran de vos. Y después de dos años, aguantado no venir, intentando olvidarte, intentando borrar mis sentimientos hacia vos, vengo y me lo echas en cara. No tienes ningún derecho.-- musité con los dientes apretados.-- Yo sólo hice lo que querías.

Me había cansado. A la mierda todo.

En verdad no piensas eso.-- dijo mi subconsciente.

Lo sé, pero cállate un segundo.-- le pedí a mi cabeza.

Me marcho, no sé para qué he venido. Sólo ha sido una pérdida de tiempo.-- dije al fin.

Ella aún no me había contestado y no la veía con intención de hacerlo. No tenía respuesta y lo sabía.

Teniendo en cuenta que este era uno de los muchos temas que teníamos que hablar, no quería ni saber cuándo llegáramos a la parte de Sandra.

No, por favor, Tobías. No te marches ahora que has vuelto.-- me pidió Alan.

Se acercó a mi y me tomó del brazo.

Por lo menos quédate esta noche, puedes dormir acá.-- le apoyó Luz.

¿Qué? Él no va a dormir acá.-- habló Ariadna.

Y ya había vuelto.

¿Sólo iba a decir eso después de todo lo que le había dicho?

La miré sin creerme que la mujer de la que me había enamorado era la misma que tenía en frente.

No os preocupéis, me iré a un hotel.-- hablé con un tono frío y fulminándola con la mirada.  

Ambos negaron.

No, te quedas.-- dijo Alan.

No, no se queda.-- volvió a decir Ari.

Él se queda.-- habló Luz.-- Es lo menos que puedes hacer después de cómo te has comportado. No solo apartaste a Tobías si no que nos engañaste a Alan y a mi contándonos cosas de él que no era.

Ella los miró con ira.

¿Enserio? ¿Es la hora de los sermones? ¿Sabéis qué?, haced lo que os dé la gana, pero vos.-- me señaló.-- ni me hables. Para mi estás muerto.

Genial.--pensé.

Dio media vuelta y salió por la puerta de la cocina.

Alan y Luz suspiraron, pero su cabellera castaña volvió a aparecer.

Por cierto, ya que ahora todos somos una linda familia.-- sonrió y metió una de sus manos en su chaqueta.-- Miren también quien regresó.

Algo se deslizó por encima de la encimera.

Una carta de dos corazones rojos se podía ver con claridad y la palabra "Ariadna" estaba escrita sobre ella en rotulador negro.

Volvimos al corredor del laberinto, pero esta vez, la corredora soy yo.-- dijo por última vez antes de desaparecer.

Maldita sea.

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Byee💋

Ariadna, ¿Qué Hiciste?Where stories live. Discover now