Capítulo 50: A cargo.

Comenzar desde el principio
                                    

Lucía mucho más fresco que yo pero podía jurar por sus leves ojeras que tampoco tuvo una buena noche.

–¿Aiden?

–Disculpa ¿Te desperté?

Negué confundida.

–¿Qué, qué haces aquí? –me restregué los ojos y me hice a un lado para que ingresé –¿Por qué no llamaste por teléfono?

Aiden se rio una vez ingresado al departamento.

–¿Te habrías preparado para mí? –se burló y le di una mirada de poca gracia que inmediatamente redujo aquella sonrisa traviesa –Bien, lo siento, no quise decir eso.

Lo observé de pies a cabeza, traía un conjunto deportivo que consistía en pantalones grises, una camiseta azul marino y una sudadera gris de cierre abierto por debajo de los pectorales, más unos tenis deportivos.

–¿Vas a entrenar o planeas robarle a alguien?

–Vengo de correr –respondió acompañándome a la cocina, habiendo dejado su bolso negro en el living –Necesitaba entrenar un poco y quitarme algo de estrés.

Me reí justo cuando abrí el refrigerador y tome una bolsa de pan en rebanadas junto a unos tomates, algo de lechuga y mayonesa.

–¿Estás estresado por tu padre nuevamente desaparecido? –pregunté mientras me preparaba un sándwich, sin ningún tipo de carne, sobre la mesada.

Aiden se sentó al otro lado de dicha mesada, sobre un taburete alto y apoyó los codos encima de la superficie de piedra lisa.

–Por favor, no finjas que no estás preocupada por él, se te nota en la cara –me respondió con el mismo tono burlón.

Le di una mordida a mi sandwich y me encogí de hombros.

–Claro que no, solo pienso en cómo pagaré este lugar si él no está. Thomas nos había ofrecido quedarnos en su casa y solo estuvimos un día porque Elián tuvo la maravillosa idea de vivir juntos aquí, pero ahora quién sabe dónde estará y cuando volverá, así que solo pienso en cómo resolverlo.

–No creo que demore mucho, no si estás tú aquí.

Me atragante ante sus palabras y al volver a mirar su rostro note aquella mirada de complicidad en sus ojos azules; así que me hice la desentendida.

–Aún que sigo sin entender cómo es posible que mi amiga se haya cruzado con mi padre, se hayan vuelto amigos y ahora vivan juntos.

–Momentáneamente juntos, ni será así por siempre –lo corregí.

–Eso dices tú, no creo que mi padre se aleje de mí ahora que nos reencontramos y tampoco creo que permita que te alejes de él tan fácilmente.

–No hables como si yo fuera importante, si Elián vuelve y se queda no será por mí, sino por ti, porque eres su hijo.

Aiden soltó un suspiro y esbozó una maravilla sonrisa muy parecida a la de Elián cuando es sarcástico y burlón. Se cruzó de brazos y se recostó contra el respaldo del taburete alto.

–Estuvo dieciocho años de su vida lejos de mí, pero apareces tú y volvemos a vernos ¿Coincidencia?

–Lo dices en serio –gruñí con la boca llena de comida y él negó inmediatamente mientras sonreía.

–Solo bromeó, sé que él no es así.

A pesar de que mantuve el ceño fruncido no estaba realmente enojada con él, claro que seguía algo preocupada pero con la presencia de Aiden cerca me sentía extrañamente más aliviada.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora