"Ah, es cierto, tú no lo sabes" sonrió con tristeza. "Estoy embarazada."

"¡Eso es genial!" sonreí, "¿Por qué no me lo dijiste?"

"Porque ahí no acaba" intentó levantarse tomándose de mi mano y me miró seriamente, "tengo cáncer... de mama sí."

Sentí de pronto como mis pulmones dejaban de funcionar al tiempo que lo hacía mi corazón, sentí ganas de desmayarme, pero tenía a una persona aferrada de mi brazo intentando caminar a su cama para recostarse.

"Y... qué... bueno ¿qué harás?"

"Lo tendré, por supuesto" dijo segura, "Alek está volviéndose loco por el asunto, pero sé que hay formas de manejar el embarazo y el cáncer."

"Bárbara..."

"Tengo cuatro meses Raphaela, se está formando dentro de mí, lo siento, está vivo" me miró perturbada, "no puedo dejarlo morir."

No tenía palabras ¿qué era lo correcto para decirle?, nunca había sentido lo que era tener un hijo dentro de mí y al mismo tiempo, no podía comprender la disyuntiva en la que se encontraba al tener la posibilidad de dejar a Alek solo si es que acaso ella... no lo lograba. Si me dieran a elegir a mí, seguro que elegiría a Bárbara, pero, no era mi decisión, ni siquiera lo era de Alek, era completamente de Bárbara.

"Yo..." me mordí el labio.

"Puedes llorar si quieres" dijo tranquila y con una sonrisa, "Olivia no deja de hacerlo cada vez que viene y es de lo más normal para mí en este momento."

"Lo siento" comencé a llorar mientras me aferraba a ella, "siento no haber estado aquí desde el principio, no sé en qué me estoy convirtiendo, pero no quiero serlo... no quiero ser alguien que no se entera de los problemas de sus amigos. Lo siento Bárbara, en serio lo siento."

"Eh" me acarició la espalda, "está bien, yo quería que lo hicieras también, ansió ver a Timothée rogando por ti, aunque creo que no es el único, pero está bien, siempre has estado, estoy bien."

No lo estaba, por supuesto que no podía estarlo, estaba afrontándose contra la muerte y traer una vida al mundo, jamás podré encontrar una decisión más difícil, nos abrazamos por largo y tendido hasta que ella tuvo que ir a vomitar nuevamente. Charlamos durante horas sobre todo lo relacionado con los hospitales, estudios y posibles soluciones, hice lo que fuera que la hiciera sentir mejor y ella parecía feliz de que alguien quisiera escucharla, después de lo que fueron horas, Alek volvió a entrar a la habitación, se acercó a su esposa y besó sus labios, dejando su frente presionada contra la de ella.

"¿Cómo estás?"

"Hola amor" sonrió Bárbara, "lo siento por haber gritado antes, no quería decir lo que dije."

"Lo sé" la besó de nuevo y me miró, "gracias por cuidarla Raphaela."

"Yo... no es ningún problema."

"Se ha hecho tarde" dijo Bárbara, "directita a la casa señorita, no quiero desviaciones ¿vale?"

No pude evitar sonreír al verla actuar como antes, cuando era obvio que no se sentía ni con los ánimos, ni con las ganas de hacerlo.

"Vale, te mandaré mensaje cuando llegue."

Vi como lentamente Alek se acostaba a su lado y la hacía acomodarse sobre su pecho, en cuanto cerré la puerta, Bárbara lloró con tal amargura que no pude evitar dejar salir unas lágrimas, ellos no se merecían aquello, eran la pareja perfecta, se amaron desde siempre y pese a todo, habían salido adelante, eran de las personas que debían ser felices, sobre todo ahora que tendrían un hijo.

El regreso de: RaphaelaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang