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Timothée estaba recostado a mi lado en total calma, por única ocasión había permitido que alguien cuidara de Amy Beth en la noche, había tratado por todos los medios que Timothée se expresara nuevamente como lo había hecho en Nueva York, pero había sido una situación inútil y en ese momento solo me abrazaba, con la cara enterrada en el hueco de mi cuello y sus brazos apretándome contra su pecho, era un poco asfixiante, pero se lo permitiría, sabía que no estaba dormido por lo mucho que se movía y eso creaba que le acariciara el cabello, intentando que al menos se relajara un poco.

"Vamos Timothée, tienes que intentar descansar."

"No puedo" dijo contra mi cuello, "simplemente me es imposible."

"Lo siento tanto Timothée" le acaricié su cabello y uní mis labios a la zona, "no sé qué hacer para hacerte sentir mejor."

"Esto que haces está bien" sonrió y plantó un beso en mi cuello, ocasionando escalofríos que recorrieron todo mi cuerpo, "no pensé que permitirías algo así."

"Son circunstancias extraordinarias" elevé mi cabeza para parecer orgullosa.

"Por supuesto" me abrazó con más fuerza, "a Demian siempre le gustaste, jamás olvidó que eras mi novia y debo de admitir que le mentí por mucho tiempo sobre ello."

"¿Le mentiste?" intenté verlo a la cara.

"Sí" salió de su escondite y se acostó en la misma almohada que yo, "no le dije que habíamos terminado, la mentira de nuestra relación a distancia me salió tan bien porque llevaba diciéndosela a Demian durante todo ese tiempo."

"Era un chico listo, no creo que lo engañaras con eso."

"Quizá se dejaba engañar" aceptó, "pero recuerda que estuvimos comprometidos, seguramente ahí dudó un poquito."

Sonreí.

"Lo amabas."

"Sí... demasiado."

Le toqué la mejilla rasposa y suspiré.

"Millie piensa que la odias. Dice que seguro no le perdonarás que no te dijera cuando estaba muriendo."

"No la odio, pero me hubiera gustado verlo antes de que se fuera" suspiró, "pero ella era su mamá, así que respetaría lo que fuese que decidera."

Sonreí.

"No eres tan malo como mi cabeza quiso hacerme pensar en todos estos años" dije avergonzada, "aunque fuiste un idiota conmigo, eras apenas un niño, al igual que yo... no eres malo Timothée Volker."

"Me alegra escucharlo de tus labios" sonrió, "a decir verdad, sí que lo era. Mis hermanos decían que llegué a ser demasiado... ¿Volker? Sí algo así. Me gustaba ser como mi padre, pero poco a poco y mientras crecía, me fui dando cuenta que ser como Ferit Volker no era del todo... bueno."

Me acomodó en la cama y lamí mis labios un poco antes de seguir hablando del tema.

"¿Te alejabas de mí porque querías desobedecerle?"

"Sí" negó un poco con la cabeza, "aunque te sea difícil de creer, me costó más trabajo del que imaginas aceptar engañarte para que te enamoraras de mí, pero después, cuando comencé a conocerte, me di cuenta que no era tan difícil porque me gustabas y en serio quería que te enamoraras de mí. En mi cabeza hubiera sido una resolución perfecta, si tú me amabas y yo también, una boda que causaría beneficios a nuestra familia sería solo una mera añadidura."

"Pero sería una mentira."

"No, a mi ver no lo era, porque nos queríamos."

"Timothée, imagínate lo que sería nuestra vida si hubiese comenzado con un secreto de ese tamaño" le acaricié la mejilla, "al final las cosas siempre salen a la luz y no creo que Derek hubiese permitido que tuvieras un final feliz mientras él era tan desdichado."

El regreso de: RaphaelaWhere stories live. Discover now