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Había dejado para después la botella de tequila y me había montado a mi carro con la misma facha que en la mañana, sentía mi corazón quererse salir por mi garganta cuando pensaba en lo que le diría a Matthew cuando llegara, ninguno de mis discursos parecía ser suficientemente convincentes y estaba a punto de echarme para atrás cuando me di cuenta que estaba enfrente de su casa.

Me bajé del auto con la incomodidad patente dentro de mí, en serio necesitaba ir al médico, subí las escaleras que daban a la puerta de la bonita mansión y escuché de pronto gritos atronadores que por un momento adjudiqué a mi vagina tomando voz propia ante el dolor, descarté rápidamente la posibilidad con una sonrisa y miré con extrañeza el interior, quizá no fuera el mejor momento.

Logré bajar un escalón cuando de pronto la puerta de la entrada se abrió, me volví rápidamente para toparme con Timothée, quién tenía un aspecto poco común en su perfecta codificación de imagen de empresario malévolo y memoró con el ceño fruncido, colocando su gabardina negra y arreglándose el cabello.

"¿Qué haces aquí?"

"¿Qué haces tú aquí?"

"Cerciorarme que mi mejor amigo no se siente lo suficientemente devastado como para aventarse de la ventana de su casa."

"Ah, supongo que fue buena idea considerando las cosas" suspiré, "vine a hacer lo mismo."

"¿Fuiste al doctor? Pareces sentir dolor."

"Estaré bien" susurré. "¿Cómo lo supiste...? El dónde estaría para que Olivia fuera tras de mí y... que había sido Matthew."

"No me fue difícil atar cabos cuando me llamaste en la mañana, me ofende que pensaras que había sido yo, pero entiendo la duda" siguió bajando las escaleras y vi como su chofer venía a recogerlo.

"¿Por qué pensaste que Matthew estaría mal?" lo detuve, "¿Qué te ha dicho?"

"No creo que me corresponda meterme entre ustedes, solo me interesaba saber que Matthew está bien y ahora sé que sí, así que suerte. Espero que te sientas mejor, por cierto."

"Gracias por intentar llevarme" lo miré fríamente cuando se volvió a mirarme, "supongo que en todo caso hubiera sido mejor."

"No creo que hubieras preferido que fuera yo el que..." negó, "adiós Raphaela, solo recuerda que no es un mal hombre, se vio algo cegado con las circunstancias."

Lo observé subirse al carro y alejarse de ahí sin más, Timothée había dejado la puerta abierta de la casa, evitándome la faena de tener que tocar.

"¿Matthew?"

"Te dije que estoy bien Timothée, con un demonio."

"No soy Timothée" seguí el sonido de su voz y lo encontré hecho un desastre en la sala de su casa, con un vaso de agua y una pastilla en la mesita junto al sofá.

Matthew se levantó y me miró sorprendido.

"¿Qué haces aquí?"

"Bueno, supongo que alguien tenía que dar el primer paso a hablar ¿no?" me senté en un sofá con cuidado, y siendo el más alejado al de él, "somos socios en algunos negocios y no quiero que haya incomodidad por lo que pasó anoche."

"Ni siquiera te acuerdas ¿verdad?"

"Siendo sincera, no del todo" dije impasible, "pero tengo bastante dolor físico que no dejan de ser revelador, pero eventualmente voy recordándolo todo."

"Mejor que no lo recuerdes nunca" se cubrió con una toalla mojada y continuó aplicando hielo en su mejilla izquierda, "lo siento tanto, ni siquiera puedo verte a la cara y que el idiota de Timothée viniera solo me hizo recordar que él lo intentó evitar... ¡Lo hubiera dejado llevarte!"

El regreso de: RaphaelaWhere stories live. Discover now